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Patrimonio milenario en el olvido

Apartados en la cumbre de las montañas, a veces con un complicado acceso, nadie ha frenado el deterioro de los castillos medievales de la Safor - Esta semana Gandia ha anunciado 800.000 euros para restaurar y poner en valor el de Bairén

De arriba a abajo y de izquierda a derecha, los castillos de Bairén (Gandia), Alfàndec (Benifairó de la Valldigna) Rebollet (la Font d'en Carròs) y de Vilallonga. x. ferri/levante-emv

El anuncio realizado esta misma semana por parte de la alcaldesa de Gandia, Diana Morant, de invertir 800.000 euros en un proyecto que, en parte, recuperará, restaurará y pondrá en valor del Castell de Bairén ha vuelto a poner de actualidad el abandono que sufren aquellas viejas fortalezas, algunas de ellas milenarias, que en muchos casos presiden los puntos más altos de las montañas.

A pesar de las reivindicaciones de historiadores y arqueólogos por impedir que ese patrimonio se vaya perdiendo y deteriorando, lo cierto es que ni los ayuntamientos ni la Generalitat, competentes en su protección, se han significado en ese aspecto. Ni siquiera en consolidar lo que aún queda para que los agentes meteorológicos, la maleza y la acción humana sigan haciendo mella.

Bairén, como lo ha sido el Castell de Santa Anna, en Oliva, va a ser una excepción honrosa. Pero esparcidos por el territorio comarcal están los castillos del Rebollet (en el término de la Font d'en Carròs), de Vilallonga, de Palma (en el término de Alfauir), de Borró (en Ròtova) de Marinyén (en Benifairó de la Valldigna) y de Vilella (en Almiserà).

En todos los casos, la historia que se vivió entre los deteriorados muros que quedan, algunos de los cuales han sufrido desprendimientos recientemente, se remonta a la época andalusí, de manera que están en umbral o superan de los mil años de antigüedad y, solo por eso, están declarados como Bien de Interés Cultural.

Los ayuntamientos, sin embargo, se encuentran con dos problemas a la hora de decidirse por invertir. Por una parte, se están alejados de la población, con un difícil acceso a través de las montañas, y la restauración difícilmente se podría aprovechar para la realización de actividades. Por otra, evidentemente está la escasez de dinero que relega al último lugar, y solo cuando es una emergencia, la intervención en las antiguas fortalezas.

En los últimos años, caso de Alfauir o Benifairó, lo que sí se ha hecho es habilitar las sendas para que los paseantes puedan ascender hasta los muros milenarios y difundir como un atractivo turístico más las excursiones para contemplar lo que queda y el paisaje que se aprecia desde esos lugares. La Font d'en Carròs, situada a poca distancia de los restos del Rebollet, también anunció su interés en restaurar y promover las ruinas, pero el castillo se encuentra en suelo privado y sería necesario llegar a un acuerdo con los propietarios.

La decisión del Gobierno local de Gandia para habilitar un «parque arqueológico» que incluya el Castell de Bairén y una este espacio de la montaña de Sant Joan al marjal y a l'Alqueria del Duc permitirá, según la alcaldesa, poner otro elemento para fomentar el turismo cultural y ambiental. En este caso, pisando un suelo que, según los estudios realizados, estuvo ocupado por distintas culturas durante miles de años.

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