El Ayuntamiento de Xeresa ha dado luz verde a la modificación de la ordenanza de vertidos de residuos líquidos al alcantarillado público. El texto, que ahora está en periodo de exposición pública hasta su aprobación definitiva, endurece las medidas que regulaba la anterior normativa y añade nuevos productos químicos que está prohibido echar al sistema de conducción de aguas residuales.

Esa nueva normativa llega después de que hace unos meses los vecinos de la localidad denunciaran la existencia de malos olores en el casco urbano y de que se comprobara, a través de diversos análisis realizados por una empresa contratada por el ayuntamiento, que venían por el vertido al alcantarillado de residuos orgánicos procedentes de los almacenes de naranjas.

El alcalde, Tomàs Ferrandis, desligaba una cuestión de la otra en tanto que el problema y explicaba que la decisión de modificar la ordenanza de vertidos se debe a que actualmente Xeresa la tenía adaptada a las recomendaciones de la Epsar y que la Confederación Hidrográfica del Júcar había sacado otras más restrictivas, que ahora han sido incluidas en la ordenanza de este municipio.

El nuevo texto, en realidad, recoge, por una parte, una lista de productos químicos que están prohibidos, como los disolventes, residuos alquitranados, elementos inflamables o explosivos y residuos sólidos o viscosos que provoquen obstrucciones en la red de alcantarillado, entre otros.

Por otra parte, incluye una larga relación de químicos cuyo vertido está limitado a la cantidad que se indica en la propia ordenanza.

La normativa está dirigida tanto a las viviendas como a las empresas del municipio y prevé multas que oscilan entre los 250 y los 30.000 euros, en función de la gravedad de la infracción detectada.

La nueva ordenanza, además, señala que en caso de que se produjera un vertido accidental, el responsable estaría obligado a informar rápidamente a las autoridades. También recoge la obligación de contar con permisos de obras para realizar las canalizaciones así como para llevar a cabo los vertidos líquidos.

Los controles, explicó Tomàs Ferrandis, se llevan a cabo mediante los análisis que se llevan a cabo entrando, si resulta necesario y con acompañamiento policial, en el inmueble del que se sospeche que llega el vertido.