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Ciudadanos perdidas

«¿Alguien me podría explicar cómo se saca el tíquet con esta máquina?»

Extrañeza y sorpresa ante los nuevos parquímetros de la zona azul estrenados ayer en Gandia

«¿Alguien me podría explicar cómo se saca el tíquet con esta máquina?»

Nueve y media de la mañana del primer día de la nueva zona azul de Gandia. En la céntrica avenida del Marqués de Campo varias personas intentan sacar el tíquet con los nuevos parquímetros expendedores. El sistema ha cambiado, pero lo que más se escucha es una voz de auxilio. «¿Alguien me podría explicar cómo se saca el papelito?», pregunta un hombre de València que ya ha tenido que hacer dos viajes porque ahora se exige la introducción de la matrícula del coche y, como le ocurre a muchos, no se la sabe de memoria. Después de anotarse la dichosa matrícula, al final, ayudado por una mujer que también esperaba para sacar el tíquet, consigue su objetivo.

Es una de las muchas anécdotas ocurridas ayer, protagonizadas por quienes trataban de cumplir con la obligación de pagar por aparcar en las zonas azules. Cientos de escenas consecuencia de esa extraña relación que mantienen las personas con las máquinas cuando son nuevas y se desconoce su funcionamiento.

Lo que más echaron en falta muchos es la «poca claridad» de las instrucciones. La pantalla, que algunos creen táctil y presionan sobre ella, pero que no lo es, indica que hay que depositar al menos 25 céntimos, de ahí que muchas veces aparezca el anunciado «importe insuficiente» que marea a los usuarios. «¿Y cuánto tengo que poner?», también se preguntaban muchos que, ante la falta de información, optaban por echar un euro que da derecho a aparcar durante dos horas.

De la misma manera, cuando aparece la expresión «pulse el botón azul», los sufridores que estrenaron el sistema reprochaban a la máquina que existen tres botones de ese color y que no pueden saber a cuál se refiere. «Habrá que estudiar una carrera para manejar las máquinas», indicaba otro usuario en la plaza del Jardinet, una de las nuevas zonas de estacionamiento de pago.

«Son pocos los que se van sin el tíquet», aclara un señor que, pese a la niebla y el ambiente húmedo, ayer se entretuvo observando la reacción de extrañeza, sorpresa e incluso indignación, de quienes se dirigían a los parquímetros. Este periódico comprobó, en las inmediaciones de la estación de ferrocarril, que no pocos coches carecían del recibo, e incluso personas mayores que, pese a intentarlo, no lograban sacar el tíquet.

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