El Ayuntamiento de Gandia y la Diputación de València han venido anunciando durante muchos años la conversión de la carretera que discurre por poniente a lo largo de toda la playa en un bulevar ajardinado que responda a la nueva concepción que se quiere para una zona tan turística como esta. Pero solo ahora puede decirse que ese es un proyecto real y palpable listo para que se ejecute en los próximos meses.

La diputación ha confirmado a este periódico que previsiblemente la próxima semana saldrá a exposición pública el diseño de esa obra, tras lo cual se procederá a licitar los trabajos y a iniciarlos sobre el terreno en el primer semestre de 2019, cumpliendo así con el compromiso anunciado por el presidente de la institución provincial, Jorge Rodríguez, en una visita realizada a Gandia en el mes de julio del año pasado.

Con 2,3 millones de euros de inversión, esta será, sin duda, una de las actuaciones más importantes de la diputación en materia de carreteras en la comarca de la Safor y un proyecto que cambiará el concepto de esa carretera, que hoy presenta un elevado riesgo de accidentes por atropello.

Según señalan desde la diputación, la actual carretera se convertirá en una especie de bulevar con zonas ajardinadas, dispondrá de más seguridad para conductores y viandantes, tendrá nuevas zonas verdes, se renovará el alumbrado y el mobiliario urbano y servirá para peatonalizar uno de los puntos conflictivos de tráfico en Gandia, con la afluencia masiva de vehículos y viandantes a la playa, especialmente en verano.

El proyecto prevé actuar en toda la zona urbana de la playa, concretamente desde el límite norte que constituye la calle de la Ribera Baixa, hasta la rotonda de la calle Illes Canàries, junto al Campus de la Universitat Politècnica de València.

La transformación de la Natzaret-Oliva a su paso por la playa de Gandia es una antigua reivindicación de la ciudad que se ha anunciado en anteriores ocasiones, si bien a lo máximo que se ha llegado es a adecuar unos cuantos pasos de cebra. En este proyecto, en cambio, se opta por una remodelación integral que incluso ocupará los espacios laterales que actualmente son calles o vías de servicio de titularidad municipal.

«La actual carretera se transformará en una gran avenida que permitirá el acceso a las diferentes calles con las que conecta y con el área residencial de Kentuky, que ahora queda apartada del área urbana por la carrera de la carretera, y a eso es a lo que se va poner solución», indican los técnicos que han redactado el proyecto.

Dos carriles por sentido

A grandes rasgos, el diseño contempla la ampliación de la calzada de uno a dos carriles por sentido con la inclusión de una mediana de ancho variable de entre dos y tres metros, según los tramos. Se introducen nuevas intersecciones para regular el tráfico, permitiendo los movimientos entre el nuevo bulevar y las calles colindantes, aumentando la permeabilidad a ambos lados de la misma.

En la zona colindante con el suelo no urbanizable se contempla un arcén ciclista, y se adoptan medidas para aumentar la seguridad del tráfico peatonal y ciclista, con la introducción de reductores de velocidad mediante pasos peatonales sobreelevados.

Toda la infraestructura de servicios será renovada, y las luminarias ocuparán la parte central, dejando los laterales para las áreas ajardinadas.

Cuando el pasado julio se anunció esta obra, tanto Rodríguez como la alcaldesa de la ciudad mostraron su satisfacción. De hecho, fue Diana Morant quien, como representante en la diputación durante la primera mitad de esta legislatura, negoció con el responsable de Carreteras, Pablo Seguí, un proyecto que, si se cumplen los plazos, será una realidad para finales del año que viene o, teniendo en cuenta que las obras no puede ejecutarse en verano, para principios de 2020.