El municipio de Oliva está un poco más cerca de depurar sus aguas residuales acorde con la normativa europea, algo que debería estar cumpliendo desde hace años y, así, dejar de enviar al mar un caudal que genera una cierta contaminación.

Ayer mismo el Consell de la Generalitat dio su visto bueno al informe ambiental que permitirá ejecutar esa obra en una parcela de casi 50.000 metros cuadrados situada entre el polígono Casals, el camino de les Bruixes y la carretera Nacional-332, al sur del casco urbano, en suelo calificado como no urbanizable común.

La obra no le corresponde hacerla a la Generalitat, sino al Ministerio de Medio Ambiente, que hace dos años y medio ya encargó la redacción de un proyecto valorado en más de 18 millones de euros que, pese a la evidente urgencia, todavía está previsto que se ejecute entre los años 2022 y 2027.

La Generalitat sí obliga a adoptar una serie de medidas correctoras para evitar distintas afecciones de la futura instalación, especialmente para evitar su inundación en caso de fuertes lluvias o que propague ruidos o malos olores a las áreas industriales y residenciales más cercanas.

El proyecto, por lo tanto, queda ahora exclusivamente en manos de la Administración del Estado. Es el Ministerio de Medio Ambiente el que tiene que aprobarlo, dotarlo económicamente, solicitar la licencia y empezar a construir la depuradora.

Entre otras pequeñas plantas que funcionan actualmente, esta futura instalación vendrá a sustituir a la depuradora de la playa y a ubicada en el cámping San Fernando, ambas insuficientes para tratar todo el caudal que les llega. De hecho, y según señala la propia Generalitat en su informe, la depuradora de la playa recibe el doble de aguas negras del máximo para el que fue diseñada.

En total, Oliva genera actualmente una media de 10.271 metros cúbicos de aguas residuales cada día, y la nueva depuradora diseñada contempla que pueda tratar hasta 15.000 metros cúbicos en condiciones adecuadas.

Esta instalación, como todas las grandes depuradoras que se construyen en este momento, aplicará el llamado tratamiento terciario, aquel que permite que, al final del proceso, lo que era agua negra residual quede apta para el muchos usos, especialmente el agrícola o para procesos industriales que, obviamente, no deriven nunca en la ingestión del líquido. Ese tratamiento terciario todavía no se aplica en la depuradora comarcal de la Safor-Sur, situada en Gandia, a pesar de que el Ministerio de Medio Ambiente lo anunció hace años.

Gestiones desde hace años

Tras la aprobación del informe ambiental, el alcalde, David González, mostró su satisfacción por «el avance en la tramitación de este proyecto tan importante para Oliva», y anunció que, como ha ocurrido durante los últimos años, continuará «haciendo todas las gestiones necesarias para sea una realidad en un periodo de tiempo razonable».

La reivindicación de la depuradora, como ha ocurrido con la circunvalación de la N-332, la conexión sur de la N-332 con la AP-7 o la construcción de la línea férrea, han estado en la agenda de la primera autoridad local desde el primer día de la legislatura. De manera más o menos avanzada, los distintos departamentos del Gobierno de España responsables de esos proyectos tienen en marcha los procesos para ejecutarlos.