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El cuidado de enfermos crónicos resiente la salud. Las personas que se dedican a atender a familiares con patologías permanentes tienen más síntomas neuro-sensoriales, musculo-esqueléticos, inmunológicos, respiratorios, gastrointestinales que los no cuidadores, según recoge un estudio del departamento de Psicobiología de la Universitat de València que realizaron los profesores Esperanza González Bono y Luis Moya Albiol.

El informe indica que el 51% de los cuidadores está bajo tratamiento de tres o más fármacos, mientras que el 64% de la población que no tiene a su cargo a personas enfermas no consume medicamentos.

Los familiares con enfermos crónicos a su cuidado presentan más dolor de espalda y cervical. más temblores o sacudidas musculares, más dolor e inflamación en las articulaciones y presentan mayor torpeza en las manos.

En el sistema neurosensorial, la investigación da a conocer que los ciudadanos con enfermos crónicos a su cargo acusan más mareos, oleadas de frío y calor, visión borrosa, vértigos, molestias en los oídos y adormecimiento de las extremidades que el resto de la población.

El grupo estudiado también tiene más dolores abdominales, colitis, diarrea, gastritis, acidez de estómago, vómitos, respira con más dificultad, tiene mayor sensación de ahogo, tos oídos, dolor de garganta y silbidos que los ciudadanos sin obligaciones de atender a familiares aquejados.

Para elaborar el estudio, los docentes trabajaron con 47 cuidadores principales de personas a las que se les había diagnosticado esquizofrenia, sobre todo madres y en menor medida, padres. Los resultados se compararon con un grupo deciudadanos de similares características que no habían desempeñado ese papel.

Los resultados del estudio muestran que la principal preocupación de los cuidadores es el cuidado de sus hijos enfermos cuando ellos ya no puedan ocuparse de ellos.

Este grupo de personas tiene acceso a una red social mucho más reducida que los no cuidadores, tienen peor estado de ánimo y su estado de salud, en general, está mucho más deteriorado que las personas de su misma edad que no tienen a personas con enfermedades crónicas -como la esquizofrenia- a su cargo.

Los autores proponen una serie de marcadores endocrinos y cadiovasculares para predecir estados de sobrecarga de esta población de alto riesgo.