Aseguran que «atravesar» la ciudad para ir a la nueva Fe es un «calvario» que realizan cada dos por tres. La línea 64 de la EMT llega hasta el nuevo centro sanitario ubicado en Malilla, pero el recorrido «tarda casi una hora, no hay asientos libres porque el autobús va lleno, y en ocasiones no dispone de rampa para aquellos que estamos postrados en una silla de ruedas».

Son las voces de Nieves Momparler (de 61 años, en rehabilitación por una vértebra rota), África Monte (de 69 años, enferma crónica de pulmón), Domitilo Clemente (81 años, con artrofia cerebelosa), Rosa Calatayud (de 71 años, enferma de polio), Enriqueta Pérez (70 años, enferma de cáncer) y Josefa Chagues (60 años, sorda y al cuidado de una madre enferma), entre otros. Son vecinos de Campanar y usuarios de un hospital «que más que facilitarnos la vida, nos la complica aún más».

Por ello, ayer exigieron, una vez más, que las instalaciones de Campanar «ofrezcan atención hospitalaria. Nos da igual si se llama La Fe o lo que sea», aseguran mientras explican la dependencia que sufren al tener que desplazarse hasta Malilla para ir al médico. «El mes que viene tengo médico el día 2, el 11 y el 26. Si vas al hospital de vez en cuando no pasa nada. Pero para los que somos enfermos crónicos es un trastorno increíble. Para nosotros y para nuestras familias», explica Enriqueta. Por ello, instaron a la población a manifestarse, una vez más, mañana, a las 19.30 horas.