Una investigación de los departamentos de Psicobiología y Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universitat de València ha dado a conocer que los cuidadores de personas con trastorno autista tienen peor salud, toman mayor número de fármacos y presentan mayor sintomatología neurosensorial, musculo-esquelética, inmunológica, respiratoria, gastrointestinal y cardiovascular que los padres que no tienen hijos afectados por esta enfermedad.

El estudio indica que los cuidadores de personas autistas sufren un empeoramiento del afecto (mayor depresión, ansiedad e ira) y tienen menos apoyo social. Los autores del trabajo han señalado que a nivel fisiológica estas personas tienen un organismo que está excesivamente activado en situaciones de reposo y una menor capacidad de reaccionar a las situaciones estresantes, tal y como indican los parámetros psicofisiológicos, hormonales e inmunológicos analizados.

Los efectos descritos son mayores en los cuidadores que perciben una situación de mayor sobrecarga.

Los autores del trabajo Esperanza González Bono y Luis Moya Albiol han señalado que los resultados indican que en estas personas podrían tener una pérdida del potencial adaptativo de la respuesta de estrés, aunque el estudio también resalta que hay cuidadores que no presentan unos efectos tan marcados, lo que resulta de especial interés analizar cuales son los factores de protección que intervienen en este proceso para realizar intervenciones psicoterapéuticas que permitan aumentarlos.

En el estudio han participado 88 cuidadores principales (madres y padres). El trabajo recoge resultados de la aplicación de un programa de mindfullness (conciencia plena) que ha puesto en marcha Josefa Pérez Blasco y que ha dado muy buenos resultados tanto en los planos físico y mental.