El silencio y el recogimiento llegan al Marítim. Los barrios del distrito marinero de la ciudad viven, desde anoche, el Sábado Santo en medio de un ambiente de calma e introspección, habitual después del Viernes Santo. Tras conmemorar la muerte de Jesús en la cruz, las hermandades y cofradías organizan para hoy decenas de actos casi íntimos a la espera de que a medianoche llegue la «trencà dels perols», el agua y la loza vieja vuele desde las ventanas y se dé la bienvenida al Domingo de Resurrección.

Todo ello ocurrirá hoy después de que ayer, durante buena parte de la tarde, las hermandades y cofradías de la Semana Santa Marinera participaran en la Procesión General del Santo Entierro, el que es quizá el acto más importante de la semana. Cuenta con todas las entidades semanasanteras del barrio y en él se conmemora el sepelio de Jesucristo, después de su muerte en la cruz. Se trata de un acto solemne y muy sentido que cada año congrega a miles de espectadores. El recorrido es prolongado y aunque comienza a las 18.30 horas, termina en la madrugada del sábado al domingo, en torno a las 1.30 horas. Durante el desfile se pueden ver todas las imágenes y los tronos-anda de la Semana Santa Marinera, que procesionan en un estricto orden determinado por la Biblia y el relato que en ella se hace de la Pasión de Jesús de Nazaret.

La procesión recorre las cuatro parroquias del Marítim y la cierra el Santo Sepulcro, custodiado por un piquete militar. Al fin de la marcha, que es seguida en cada tramo por cientos de fieles y curiosos, aún queda un acto relevante antes del recogimiento propio del Sábado Santo. Se trata del traslado del Santísimo Cristo Yacente a la calle Escalante, 49, donde quedará expuesto durante todo el día de hoy para su veneración.

El sábado será tranquilo en el Marítim hasta la medianoche, cuando diferentes cofradías y hermandades organizarán procesiones para celebrar la resurrección de Jesucristo. Serán los actos previos a los de mañana, cuando el más destacado será el Desfile de Resurrección, donde el recogimiento y el silencio del Sábado Santo dan paso a la alegría del domingo.