Hay una en Valencia que atrae de manera especial el interés por presenciarla. Es la monumental Iglesia del Patriarca erigida por el santo arzobispo de Valencia, Juan de Ribera, en 1604. Sobresale por la especial atención con que son observados y hasta con una cierta exaltación de sentimiento religioso y mística contemplación. Es lo que deseaba el santo en su «Real Capilla del Corpus Christi»; fijando, para lograrlo, severas normas a sus capellanes en las ceremonias; a sus acólitos en el buen orden, limpieza de altares, objetos de culto y ornamentos; y a todo el personal del coro en sus cantos con «gran zelosidad». Normas que han venido observándose durante 407 años, hasta constituir sus actos litúrgicos un apreciado ceremonial audio visual.