Al pie de la letra está siguiendo la Semana Santa Marinera los postulados del Papa Francisco, rebotados por el cardenal Cañizares, de hacer de estas fiestas un canto a la paz. Ayer continuaron las intenciones con el acto realizado en la parroquia de San Rafael por la Hermandad de las Angustias. «Por la paz, peregrinemos juntos» aseguró en su alocución la representante de la Amistad Judeo-Cristiana. «Roguemos por los judíos, nuestros hermanos mayores en la fe, por los musulmanes y por todos los que profesan una religión». Como los representantes de la Comunidad Bahai, en cuya oración también se pedía a Dios «que reúna a todos los que son siervos en tu mesa de munificencia. Que las naciones sean una única y se vean como un sólo hogar». También el obispo auxiliar Javier Salinas insistió en el llamamiento «a huir de cualquier violencia. A romper esa espiral. La mejor forma de vivir y afrontar la vida es perdonar, compartir valores. El progreso de los pueblos radica en la paz». Posteriormente todos ellos -se esperaba quizá alguna religión monoteísta más- participaron juntos en la procesión.

Mensajes de buena voluntad, pero sin olvidar otros preceptos, como el de la seguridad. Son actos religiosos y cristianos. Por consiguiente, con factores de riesgo. Furgones policiales y agentes con ametralladoras han blindado los Poblats Marítims desde todos sus accesos, tanto en un primer cordón como al lado mismo de los cortejos.

Éstos estuvieron protagonizados ayer por las tres grandes parroquias e incluyeron algunas de las procesiones más espectaculares. Por ejemplo, la del Cristo de los Afligidos, que recorrió el Canyamelar bajo palio sostenido por agentes del Cuerpo Nacional de Policía, los mismos cuyos colegas estaban en las bocacalles. La imagen era llevada a pecho (con la fuerza de los brazos por distintos porteadores). Dentro de ese proceso de interrelación entre fiestas, la honorable clavariesa vicentina, Carmela Morell, participó en la procesión.

Las hermandad de Jesús con la Cruz y Cristo Resucitado recorrió las calles del Cabanyal en su procesión grande, con la que se conmemora el 50 aniversario de la fundación. Estuvo acompañada de la imagen de Sant Bult, la imagen que preside la fiesta más antigua de la ciudad.

Las calles del Marítimo tienen, durante las tardes, esa particular magia en la que se pasa, en cuestión casi de segundos, del silencio más absoluto a que éste se rompa a toque de tambor y paso.