Las sillas salen de las viviendas y garajes y se ponen de de forma espontánea en las calles. Es el primer acto colectivo de la Semana Santa Marinera, el del Jueves Santo, la Visita a los Monumentos. Un acto que para el espectador profano se hace interesante porque cofradías, hermandades y corporaciones desfilan de forma dinámica. Salvo las corporaciones armadas (romanos y granaderos), el resto de colectivos semanasanteros van recorriendo los tres barrios pasando por las cuatro iglesias. Procesión de sur a norte, empezando en Santa María del Mar y acabando en Los Ángeles. Con los adultos cubiertos y los más pequeños descubiertos. La policromía de las vestimentas y la potencia de los tambores y timbales (no hay cornetas en este desfile) completan el festejos.

Es el momento principal del Jueves Santo, en el que ya se juega con la solemnidad y el rigor. Por la nochye, diferentes hermandades hicieron del silencio la característica principal. El Cristo de los Afligidos, el Santo Cáliz, el Cristo del Salvador y del Amparo... y el Jesús Nazareno, que fue portado por la Corporación de Pretorianos -una de las que no desfila en el acto colectivo-. La soldadesca romana, con antorchas, escoltaba la centenaria imagen por las calles del Canyamelar.