MARÍA JOSÉ Muñoz-Peirats

¿En qué momento del arte de la ficción se encuentra Valencia? ¿Acoge nuestra ciudad a sus artistas y los potencia? o ¿tienen éstos que emigrar para hacerse un lugar en ese mundo que muestra las acciones del ser humano? Antonio Valero se confiesa con la libertad del actor que interpreta la vida.

-Confiese, ¿se ha alterdo su ego con la obtención de un premio tan profesional como son los Turia?

-No, para nada, me ha agradado muchísimo que me lo concedan y lo que más ilusión me hace, con todos los respetos a la Cartelera, es que me lo den en Burjassot.

-¿Hasta qué punto ha influido en su interpretación el modelo anglosajón?

-Muchísimo, estuve becado dos años en Nueva York y estudié interpretación y dirección con el método Stanislavsky. Creo que adquirí la base para lo que después he ido desarrollando en mi técnica como actor. Para el profano el punto de partida de la creación del personaje a través del método es de dentro hacia fuera, pero yo venía de Els Joglars, cuya base de creaciones es la comedia del arte y la creación del personaje es de fuera hacia dentro y mi técnica, de cierta manera, es una mezcla de las dos cosas.

-Estuvo integrado en Els Joglars, una compañía que, en parte, revolucionó el teatro. ¿Logró captar dos elementos esenciales del teatro: el actor y el espacio? ¿Cuál fue la experiencia de su paso por allí?

-Aunque debuté en el Teatre Lliure, donde podría decir que me formé fue en el Joglars, ¡una época increíble! Con el montaje de M-7 Catalònoia, Boadella estuvo pendiente de un consejo de guerra. Ensayábamos en Perpiñán. Era una forma de trabajo a partir de dos cuartillas de Boadella. Un largo proceso de ensayo donde a través de las improvisaciones se crea el texto, el espectador y el actor acaban poseyendo todos los mecanismos de la obra, que es suya. Eso permite tener una concepción global de todo lo que se está haciendo: de la forma y del fondo, que es lo que busca la creación artística.

-¿El teatro es un arte vivo, es decir, un arte formalmente abierto, temáticamente no agotado y nítidamente distanciado de la literatura, la televisión, el cine y los demás espectáculos?

-El teatro es un arte propio, tengo la sensación de que en estos momentos en vez de estar inspirado en la naturaleza y en la realidad, se está inspirando en otras artes: el cine, la televisiónÉ y está perdiendo esencia propia y enfrentándose a competidores que son imbatibles y en cierta manera hace que, en estos momentos, el espectador se sienta más reflejado en la televisión y en el cine que en el teatro.

-¿Agoniza el teatro?

-Ahí esta. Lo que ocurre es que estamos viviendo una época en que la nueva generación de actores, a nivel académico, es la mejor formada de la historia. Creo que el actor y la actriz han perdido su puesto en el escenario por culpa de los directores iluminados, que han convertido un lugar de contenido en un escaparate. Ellos no son los que habitan en el escenario; no están en contacto con el espectador; no entienden la catarsis que se produce con el espectador. Tienen que ser los actores lo que generen las historias para que vuelva todo a su ser. El actor acaba siendo un funcionario en manos de las "vedettes culturales" que le impiden ocupar el lugar que le corresponde.

-¿Existe crisis de dramaturgia?

-Sí y tiene que ver con que ha habido mucho tiempo en que las "vedettes culturales" elegían autores muertos. Y desde hace muy poquito están volviendo a emerger los autores. Desde la época de los Centros Dramáticos en la que no se quería representar autores vivos, porque estoy seguro de que se les habría quitado los derechos de representación de la obra. En veinte años, desaparecido el autor, cortaban y podaban la obra.

-¿Qué futuro tiene el teatro?

-Mientras los actores tengan esta vocación loca, seguro. Empiezo a dudar: si la razón fundamental del teatro es servir de espejo y tiene una forma estéticamente propia, entonces sí que se ha distanciado y ya no cumple su función primigenia. Hoy en día una parejita de novios se siente mucho más identificada con los problemas de la pantalla que con los que presenta el teatro.

-Ha terminado de rodar "Amar en tiempos revueltos", una serie que ha tenido en vilo a media España. Luego, el silencio... ¿Cuando algo termina, algo se rompe?

-No. Yo siempre prefiero pensar que cuando algo termina, algo nuevo empieza. Soy eventual. No sirve el curriculum, porque siempre empiezas de nuevo.

-¿Proyectos?

-Voy a hacer La vida de las marionetas de Bergman. Mis representantes están moviendo todo. Mario Camus me pasó un guión suyo para que lo dirigiera y ando buscando productor, tratando de levantar ese proyecto.

-Usted ya ha dirigido...

-He dirigido teatro, La mujer que se parecía a Marilyn de Eduardo Galán.

-¿La televisión crea mitos?

-Sí.

-¿Puede ir usted por la calle?

-Puedo, además la popularidad es todavía algo llevadero. Es conmovedor que personas mayores se paren, me reconozcan y me hablen de muchas cosas de nuestro pasado. Quien pierde la memoria, pierde la identidad y esta serie la cumple.

-¿Las series españolas son, a veces, demasiado teatrales?

-Lo que son es muy costumbristas, pero eso es por el propio medio. La televisión es el medio más popular y según para que tipo de espectadores es más teatral.

-¿Vivimos en un mundo tan agresivo que hasta se manifiesta en las tertulias de televisión?

-Sí, la televisión manifiesta la época en que vivimos para mal: ha perdido el prestigio de la verdad, antes cuando éramos inocentes pensábamos que si lo decía la tele, era verdad, pero ahora la clase política miente, deberían retarse a duelo si uno llama al otro mentiroso, es muy grave porque significa que pensamos que ya se ha perdido el prestigio.

-¿Qué tiene la prensa rosa, que vende tanto?

-Odio, el odio vende.

-¿Con la excusa de la libertad de expresión se están sobrepasando límites?

-Claro, por supuesto que hace mucho daño. Decir lo que uno quiera sin datos y sin razones, es inaudito.

-Lewia Hyde lanzaba esta pregunta: "¿Cómo podrá alimentarse un artista espiritual y materialmente, en una época cuyos valores son valores de mercado y cuyo comercio consiste casi exclusivamente en la compra-venta de mercancías?"

-La verdad es que bastante mal. Hay poco alimento artístico en nuestro trabajo. Según George Steiner, lo que impera es el dinero que se traduce en éxito, no importa si está bien o mal, esas no son las razones necesarias. Como dice la zarzuela: "Es mal momento para la lírica".

-Ha compaginado teatro, cine y televisión. ¿Qué medio le hace creer y sentir más el personaje?

-Cuando hago esta clasificación en el fondo lo que más me gusta es el cine, la televisión y el teatro son etapas en la que uno se va encontrando. El cine es lo más íntimo, tienes una relación especial con la cámara. La realidad de la televisión es su capacidad de proyección y de llegar a millones de espectadores. El teatro me prueba a mí mismo y compruebo cómo llevo la herramienta de mi yo actor y comunicador.

-Debutó en el cine en 1986 con Manuel Gutiérrez Aragón en "La mitad del cielo". El título tiene su origen en una frase de Confucio: ¿son las mujeres la mitad del cielo?

-Últimamente el 95% del siglo XXI es de la mujeres. En términos deportivos las mujeres tienen hambre de títulos.

-La Audiencia Provincial de Madrid condenó a la productora de José Luis Garci a pagar 12.000 euros por vulnerar sus derechos morales. Se trata de la primera vez que un tribunal dicta una sentencia favorable a los derechos de doblaje en su propia lengua de un artista español...

-Es una manía que tenía Garci de doblar a los actores, no porque lo hicieran mal en el cine, sino porque le gustaban las voces de los dobladores de las películas americanas. Encarna Paso ¡fue doblada! Carmelo Gómez y Rafael Alonso también. Lo que pasa es que los actores somos tan poquita cosa que realmente en el momento que te enfrentas da miedo, pero yo soy kamikaze de Burjassot y no demandarlo no me dejaba dormir y gané. Ahora, gracias a eso, no se pude hacer.

-¿Su rebeldía le cerró puertas?

-Por supuesto, cuando hice la película se me prometíaÉ y ¡hasta ahora! Los allegados de Garci, lo mismo, es muy complicado.

-¿La democracia y la libertad son valores frágiles, pero siempre vivos, por los que hay que luchar de manera perpetua?

-No es algo que se nos haya donado, es algo que nos hemos ganado y tenemos que seguir luchando por ello, porque esos valores son nuestra esencia.

-Imagino que cada personaje que interpreta absorbe algo de sí mismo... ¿Qué quedó de usted al interpretar al cardenal Ascanio Sforza, perteneciente a una de las familias más poderosas del norte de Italia, aliado de Alejandro VI?

-No sólo uno le da vida a su personaje, sino que se engrandece tratando las conductas humanas. Mi formación ha sido religiosa, tiene que ver con la Iglesia, lo he vivido mucho, es algo que estaba allí, en el cómo era un cura ascendente, una barbaridad, me di cuenta de que no tenía que ver con la espiritualidad; tenía que ver con el poder y el dinero que se diferencia poco con los actuales curas de una ciudad.

-¿El poder de la Iglesia de entonces sigue en cierta forma vigente en la Jerarquía española?

-Creo que de lo que siguen pecando es de lo de siempre, les encantaría ser tan poderosos como lo fueron entonces y que la gente fuera tan inocente. Seguir mangoneando a sus feligreses como los mangoneaban entonces.

-¿está en crisis el mundo de los "progres"?

-Sí claro, y es una pena, porque ahora el progre es alguien con buenas cualidades, consecuente, razonable, solidarios con sentido comúnÉ y eso no se lleva demasiadoÉ

-¿Ha soñado alguna vez con Dios?

-Sí, supongo que sí, sobre todo para pedirle cuentas y he llegado a la conclusión de que Dios no pasa cuentas.

-¿Cuál es la diferencia entre deseo y amor?

-Cuando deseas una fresa te la comes y cuando la amas la plantas.

-¿Existe en política el coraje necesario para defender el compromiso con las ideas?

-No veo a ningún partido que ostente el poder que tenga el coraje de hacer eso.

-¿Las formas adquiridas de cultura están gravemente enfermas?

-Sí, porque el intelectual famoso vive en una connivencia con el poder y eso debilita profundamente a la cultura.

-¿En qué serie de televisión expondría el pecado de los valencianos?

-Creo que como en las series americanas y las inglesas, que eran de políticos serios, bastante divertidos como Rita, Zaplana, Camps y Plá y eso puesto en una alquería y en l'Albufera daría juego, se podría llamar como cualquier obra de Bernat y Baldoví.

-¿Nuestra ciudad es inocente o pecadora?

-Nuestra ciudadÉ es inocente, ¡qué narices, si es una ciudad estupenda! pero como diría Chiquito, con mucho pecador de la pradera.