Para llevar a cabo este proyecto, que tiene previsto completar en unos 3 años, Lluís Llach ha explicado hoy en Verges, su pueblo natal, que cuenta con la colaboración de grandes profesionales que le han acompañado durante su carrera artística, ya sea en aspectos técnicos y lumínicos, escenografía o vestuario.

Intentando mantener la pureza de su carácter antiguo y popular de este "testimonio de cómo se sentía la religión hace siglos", el año pasado el cantautor aceptó el reto de dirigir la Procesión de Verges y para ello acudió a verla como espectador.

Actuó de visitante con mirada crítica, "de vecino de Verges, no de profesional", ha asegurado Llach, que ha explicado que vio cosas que se debían mejorar y otras que no le gustaban, pero al analizarlas entendió que "no se pueden cambiar porque son las que han hecho sobrevivir esta tradición durante siglos".

La Procesión de Verges, que empieza sobre las 22.00 horas y acaba sobre las 02.30 horas, está compuesta de diferentes actos con diversos escenarios, entre ellos la Danza de la Muerte, en la que cinco intérpretes, dos adultos y tres niños, vestidos con trajes de esqueleto bailan al ritmo de un tambor.

Lluís Llach ha explicado algunos de los cambios que en la representación de este año ya empezarán a notarse, como por ejemplo en el acto que transcurre en la plaza, donde ha dicho que "respetando la esencia del texto, hemos incorporado nuevos elementos escenográficos, sobretodo lumínicos".

La Procesión de Verges, que este año tiene un presupuesto de unos 70.000 euros, cuenta con 800 figurantes directa e indirectamente y espera la visita de unas 5.000 personas, y tiene comprometido un apoyo económico todavía por determinar de los Departamento de Cultura, Turismo y Política Territorial y Obras Públicas y de la Diputación de Girona.