Más de la mitad de los españoles guardan los medicamentos que han sobrado de un tratamiento una vez superada la enfermedad. La costumbre de recurrir a los medicamentos que nos han sido recetados con anterioridad para tratar nuevas dolencias está bastante diseminada entre los españoles.

Uno de cada cuatro ciudadanos no consulta el prospecto cuando vuelve a usar un medicamento que le había sido recetado con anterioridad, después de que haya estado algún tiempo guardado en el botiquín doméstico.

Así se desprende de un estudio realizado por Sigre, el Sistema Integrado de Gestión y Recogida de Envases de medicamentos, sobre los hábitos sanitarios de los españoles.

Los datos recabados por esta entidad revelan la tendencia a guardar los fármacos en el botiquín si al finalizar un tratamiento sobran algunas dosis, como ocurre en el 54 por ciento de los hogares.

A pesar de ello, el 73 por ciento de los ciudadanos cree que utilizar posteriormente estos productos para automedicarse puede entrañar algún riesgo para su salud.

Peligro de accidentes

Sigre señala que el hábito de guardar estos fármacos, unido a la no verificación de su fecha de caducidad y a que no se consulte el prospecto en todas las ocasiones, puede derivar en un accidente por su mal uso.

En ocasiones, agrega, no se comprueba si éste es el medicamento adecuado para la dolencia que se padece, si las dosis y la frecuencia para tomarlo es correcta o, lo que también es muy importante, si tiene alguna contraindicación con otro tratamiento que se esté tomando en ese momento.