?

Seis periodistas y una única pregunta: ¿Cómo contempla desde la distancia el concurso y el pliego de Valencia? Éstas han sido las respuestas:

Federico Arnás (RTVE). Decimos que un toro es sospechoso cuando presenta unas astas que no parecen naturales. Pues bien, ignoro si al pliego de condiciones de la plaza de Valencia lo han metido en el mueco de oscuros intereses, pero una vez leído y analizado parece sospechoso. Sospechoso cuando se comprueba que está redactado para dejar fuera a algunos candidatos, sospechoso cuando la Diputación se queda con un abusivo número de entradas de sombra por festejo y especialmente sospechoso cuando su redacción sirve en bandeja a una plataforma de televisión la posibilidad de televisar en exclusiva Las Fallas. Una vez abiertas las ofertas parece sospechoso que se deje fuera a un grupo por irregularidades y al mismo tiempo se le permita a otro seguir en el ruedo aunque el nombre social de la empresa no cumpla el requisito de los tres últimos años de experiencia cumplidos en plaza de primera. Muchas sospechas, pero me temo que no se van a mandar a analizar las astas. Faltaría plus, perdón más.

José Sánchez Robles (La Verdad de Albacete).Se repite la historia vergonzante con similares protagonistas. Se vivió hace unos meses no muy lejos de Valencia, en Albacete con el planteamiento a priori de unas condiciones y una orientación en el concurso de una plaza de toros que aficionados más y menos enterados calificaron de teledirigida en una dirección. Siempre, la misma. Sospecha de que las cartas (pliegos) están marcadas de antemano, aunque la jugada aquí no salió por poco. La contumacia de los protagonistas los lleva ahora a Valencia. Llegan para hacer otro 'traje'. Priman los intereses concretos, se olvidan de la afición, dueña y señora, pero cada vez menos. La interpretación documental huele a charanga y pandereta. Responsables de la cosa pierden credibilidad día a día. No es difícil adivinar la decisión final para la plaza de Valencia. Es el runrún general. De nuevo, todo en entredicho. ¡Porca miseria!

Daniel Herrrera (La Opinión de Málaga). Valencia es noticia cada vez que su plaza de toros sale a concurso. Evidentemente, es un coso apetecible para todos los grandes empresarios, pero lamentablemente la noticia no siempre está ahí. Ejemplos hay demasiados. En esta ocasión, la Diputación Provincial vuelve a presentar un pliego que de inicio ya excluye a taurinos de reconocida solvencia y parece dirigirnos a un camino predefinido. Si encima a unos se les permite rectificar su propuesta y a otros se les cierran las puertas, la cosa huele más a chamusquina. Que la primera feria de primera categoría de la temporada no sea televisada parece que duele a las autoridades, y para asegurarse que el próximo año estén presentes las cámaras, qué mejor que contar con el empresario que ya ha demostrado tener excepcionales relaciones con la plataforma digital.

Álvaro Acevedo (Cadena Cope Sevilla). En el abracadabrante mundo de los pliegos de condiciones, la Diputación de Valencia ha dado un paso más. Con el dinero, la experiencia ¿buena o mala?, las entradas pescueceras para la ¿clase? política y demás leoninas imposiciones, se adjunta la obligatoriedad del contrato televisivo bajo el brazo en aras de una supuesta promoción y difusión de la Fiesta. Canal Satélite Digital, la cadena que NO emite en abierto, entra entonces en escena ¿o lo hizo antes? y obliga a firmar un contrato a los empresarios aspirantes de este enjuague sin precedentes. Boluda se niega porque la televisión de PRISA impide en una de sus cláusulas la celebración de cualquier festejo relevante durante el mes de marzo que no sean los de Las Fallas. Boluda, curiosamente, queda excluido de la puja, y lo mismo le sucederá a José Tomás, que es al final de lo que se trata. De que mande la televisión y las empresas amigas. ¿Cuál será el papel del resto de figuras? ¿Hasta dónde llega la pasión por el dinero en algunos sujetos? Y, finalmente: ¿Era un pliego o eran dos?

Paco March (La Vanguardia). Visto desde 300km. de distancia, en una Barcelona sitiada por los antitaurinos, el culebrón valenciano, escrito por guionistas - léase Diputación - que juegan al despiste y utilizan trucos de mal estilo, provoca sonrojo y envidia. Sonrojo porque utilizan los criterios baremadores, o sea, la puntuación, a conveniencia de meros intereses de negocio y de espaldas al aficionado, pues no otra cosa es entregarse con armas y bagajes a quienes llevan el corolario de una explotación televisiva que, sí o sí, deja fuera de los carteles a José Tomás, quiérase o no, la mayor atracción de cualquier feria. Y envidia, sí, porque en estas tierras catalanas estamos en la batalla de la mera supervivencia. Y una conclusión: el olor a podrido no viene de Dinamarca.

Lucas Pérez (El Mundo). Desde la distancia, el pliego de condiciones de Valencia se aprecia como exigente pero con algo positivo respecto al anterior: el establecimiento de un canon económico máximo elimina la posibilidad de que el concurso se haya convertido en algo parecido a una subasta. El establecimiento de un pre-acuerdo con Digital Plus para restransmitir la Feria podría parecer extraño, pero no deja de ser una forma de dar mayor publicidad a la Feria y a la ciudad. Con respecto a los candidatos, y una vez eliminado el proyecto de Vicente Boluda en el que había taurinos con capacidad y seriedad para llevar Valencia como Tomás Entero, sólo queda hablar de tres empresas. En primer lugar está Serolo, única en presentar la documentacion en regla y cuya gestión estos años, si bien mejorable, ha alcanzado buena nota. Por otro lado se encuentra el duelo ya habitual en los últimos concurso por Las Ventas entre José Antonio Martínez Uranga y Simón Casas. ¿Volverá a llevarse al gato al agua Taurodelta?