Se ha empeñado usted en revitalizar el Gremio Artesano de Sastres y Modistas.

Con 763 años, es el gremio más antiguo del mundo. Se fundó nueve años después de la entrada de Jaume I y fue innovador en su momento. Se ocupaba de los huérfanos, las viudas y los enfermos cuando no existía la Seguridad Social. Tenía un gran patrimonio. Ahora que Valencia está de moda, queremos recuperar toda esa tradición pero a la vez poniéndola al día. Además, el gremio puede ser la hebilla que agrupe a todo el mundo de la moda. A todos. Tenemos que sentarnos y tener buenas ferias, buenas pasarelas.

Cuentan con diseñadores de renombre como Francis Montesinos y Hannibal Laguna y además jóvenes creadores como Miquel Suay o José Zambrano.

Hay 230 agremiados. Este año lo hemos centrado en la formación y la educación. Por eso galardonamos al conseller Alejandro Font de Mora, a Desamparados Barreira y a María Luisa Martínez Díaz, directora del Instituto Superior de Enseñanzas Artísticas.

También tienen su propia escuela.

Sí, de siempre. La dirige Gustavo Lemos. Allí se aprende sastrería, costura, patronaje, bordados, patchwork y queremos introducir zapatería, patronaje por ordenador, sombreros.

Es la primera vez que encabeza el gremio alguien que no es sastre, sino diseñador de moda.

Es el gremio de sastres, modistas y afines. Encajeras, bolilleras, zapateros, diseñadores de moda... Sastres ya no quedan, en cinco o seis años se extinguen, pero aquí y en Londres, donde en 2006 quedaban 16. Vicente Moret y Antonio Puebla —sastres valencianos— están trabajando para Londres. Toda la artesanía se extingue. Desde la formación queremos recuperarlo.

¿Cómo?

El gremio está organizando conferencias y rebuscando en los archivos. Hay que darlo a conocer. Tenemos que saber quiénes somos. Los valencianos eran los grandes productores de tela, de seda, aunque muchos piensen sólo en las naranjas. En la época musulmana salían barcos y barcos desde Sagunt. Cualquier mujer de la huerta tenía un buen traje y sabía tejer. Ahí está la indumentaria tradicional, esa riqueza, el Colegio del Arte Mayor de la Seda. Ese brillo del Renacimiento, del siglo XV, es que hay que recuperar, ¿por qué no?, ahora que la moda está de moda. La moda fue en España antes que en París.

No hace tanto Valencia también fue tierra de grandes modistos quizá olvidados.

Nosotros vamos a organizar homenajes, empezando por Alejandro —padre de Álex Vidal— y Juan Izquierdo. Pero no están olvidados. En Valencia siempre ha habido mucha afición por la moda y esa elegancia no se ha perdido. Hay grandes señoras —como las Casanova, Gómez Trénor— que guardan esos trajes de alta costura. Un museo es otro proyecto.

Usted participó en la primera edición de la Pasarela del Carmen pero no repitió.

La Pasarela del Carmen se parió aquí. Participé en la primera edición y nunca más. Pero me hicieron un favor, porque me centré en lo mío.

¿Por qué dejó las pasarelas?

Me paré de repente, me centré en la costura. Por desilusión, por falta de asesoramiento. Ahora voy a volver con una colección de pret-a-porter.

¿En estos tiempos de crisis?

El año pasado se notó miedo pero ya se acabó. Aquí está muy arraigado y las señoras quieren vestir un diseño original.

Sus diseños tienen aromas de Oriente...

Es que hay mucha similitud: las naranjas, la pólvora, los trajes de valenciana se parecen a los del sureste asiático, en joyas y tejidos. Todo muy mediterráneo. Y desde siempre he incorporado los materiales de la indumentaria, las puntillas, los bordados.. Ya para Sáez Merino hice tejanos con espolines valencianos. No he estado parado. He hecho muchas cosas. Me tentaron para irme a Madrid, a Japón, a Nueva York...

¿La alta costura es inmortal?

La alta costura no desaparecerá, porque es el arte más grande. La pasarela vende glamour que la mayoría compra en un perfume, unas medias.

¿Qué opina de la Semana de la Moda de Valencia? ¿y de la división entre los diseñadores?

Yo me llevo bien con todos. Tenemos que sentarnos porque hay mucha dispersión. Me gustaría ser quien provocara ese entendimiento.

Sastres y modistas, diseñadores jóvenes, indumentaristas, complementos... ¿no es demasiada mezcla?

Todo es lo mismo. La aguja.