Nadie le conoce por su nombre, pero todos tararean una de sus canciones. Detrás del fenómeno Tro lo ló se encuentra un cantante ruso, de los tiempos de la URSS, con voz de barítono, un look retro que ni Luis Aguilé y una canción titulada en realidad Estoy contento porque por fin regreso a casa. En 1976, la televisión soviética emitía un vídeo del tema, en el que Khil, con sonrisa profidén y gestos un tanto automáticos, no canta sino que tararea el tema en un plató de color sepia.

Cómo llegó esta filmación algo casposa a la red no está del todo claro. Podría pensarse en una operación de marketing para relanzar la agonizante carrera del cantante. O en una campaña viral del estilo Amo a Laura, que cuestionaría incluso la identidad real del cantante. Pero no es el caso. Es una historia real. Lo más probable es que algún internauta de San Petersburgo diera con el clip, lo colgara y los fanáticos de las rarezas en la red lo elevaran a los altares. Eduard, que ha vuelto a los medios de comunicación, asegura que se enteró de lo que estaba ocurriendo al oir a su nieto, de 13 años, canturrear el tema.

El caso es que el Tro lo lo -onomatopeya por la se conoce popularmente la canción (en ruso las a se pronuncia o)- está en todas partes. El vídeo ha registrado ya más de cuatro millones de visitas en You Tube y Khil cuenta por miles sus amigos en Facebook. Además, se ha puesto de moda imitarle, parodiarle o versionarle. El propio Christoph Walz, ganador del Oscar al mejor actor de reparto por Malditos Bastardos, la ha interpretado a su manera en televisión.

En España, Andreu Buenafuente y su colaborador Berto Romero (La Sexta) -con un innegable olfato para recoger hits de internet y hacerlos crecer cuando no de construirlos (Chiquilicuatre acabó en Eurovisión)- han convertido el tema casi en un nuevo himno de su programa.

En las redes sociales abundan los movimientos que proponen que el cantante salga de su retiro y realice una gira. Incluso se venden camisetas con su rostro impreso. El imprevisto resurgimiento que le ha proporcionado la red, ha hecho que reflote su página web y que su nombre tenga una entrada propia en la Wikipedia.

Pero es que la canción de marras tiene, además, su historia. Aunque aquí también hay algunas variaciones, la versión oficial indica que la canción sí tenía letra. Compuesta en 1966 por el compositor Arkadi Ostrovski "Estoy contento porque al fin regreso a casa" contaba la historia de un vaquero de Kentucky que vuelve al hogar donde le espera su esposa tejiendo calcetines de lana. Pero en aquellos tiempos, por censura del régimen según unos o por autocensura según otros, el tema quedó reducido al tarareo de la voz de barítono de Eduard (formado en el Conservatorio de Leningrado). También se ha contado alguna vez que se decidió así para que la canción tuviese un lenguaje universal, que todo el mundo pudiese cantar.

Porque se trata de una vocalesse de dos minutos, una letra sin sentido, una especie de La la la. Quizá por eso los ciberfans de Khil, cuarenta años después, claman por verlo en el festival de Eurovisión.

De "Artista del pueblo" a los cafés de París

Nacido el 4 de septiembre de 1934 en Smolensk, se graduó en 1960 en el Convervatorio de Leningrado. Tuvo éxito, dio clases de canto, actuó en más de 80 países, ganó un festival de Berlín y fue designado "Artista del Pueblo" de la extinta URSS en 1974. Pero su carrera se apagó en los años noventa y acabó actuando en un café de París, llamado, justamente, "Rasputín". En la actualidad, a sus 76 años, vive casi retirado en San Petersburgo. En 2009 recibió la Orden de Mérito por la Patria, en una de sus categorías. levante-emv valencia