Parece como si la primavera se resistiera a recibirnos, dejándonos todavía un poquito del crudo invierno que hemos padecido. Presumimos que la llegada del buen tiempo de forma clara y rotunda no podrá demorarse más y ya hoy, Domingo de Resurrección, día en el que la temporada abre sus puertas de par en par, nos deparará una jornada llena de color y calor que haga a los aficionados ahuyentar algunas de las sombras que les ha dejado el preámbulo que han sido las ferias celebradas hasta ahora, sobre todo en el apartado ganadero, donde los veedores han ganado claramente la partida a veterinarios y autoridad con el consiguiente mosqueo de los aficionados.

Ahora la cita llega a plazas donde el toro ya tiene la seriedad que le da a los triunfos el peso que hace subir la bolsa de cada quien, sobre todo Madrid, plaza que por mucho que molesten ciertos comportamientos —que a veces resultan irritantes por injustos—, es la que da a los aficionados la auténtica medida de las capacidades de los toreros. Así que Las Ventas, Malagueta y Real Maestranza de Sevilla, forman para esta tarde una tremenda trilogía de la que se espera reaparezca la cara más bonita de la fiesta, la que hace que tantas tardes sigan llenándose las plazas. Este signo es el que hay que seguir cuidando como oro en paño. Otra cosa sería equivocarse, y no están los tiempos para jugar con fuego, si acaso para locuras tan auténticas como la que un joven torero va a protagonizar en Las Ventas.

Es por lo que de aventura —juventud divino tesoro—, tiene la actuación en solitario de Daniel Luque en la Monumental de Madrid, que le dediquemos la primera parte de este trabajo. Es un reconocimiento a su decisión, a su coraje, a su gesto, que no al planteamiento de sus mentores. Porque semejante lance, cuando se trata de un torero todavía en tiempo de forja, puede tarar la magnífica trayectoria que tiene por delante este joven y ambicioso torero sevillano. Hacer el paseíllo en Madrid, cuando todavía no ha roto la primavera, para matar seis toros de una tacada, es un reto que sólo en el caso de que la apuesta le salga muy bien, le puede ayudar a tomar velocidad. Cuando se tiene fe en la proyección de un chaval que hasta el momento la cualidad más acusada que ha mostrado ha sido unas tremendas ganas de ser torero, confiar a la suerte el resto de virtudes que son necesarias para salir con bien de un compromiso de tanto calado, puede resultar, cuanto menos, temerario. A estas horas lo que cabe desearle es que la suerte y los toros de Juan Pedro y Núñez del Cuvillo, le acompañen.

Y de Madrid a Málaga. Sí, porque Málaga, por tercer año consecutivo ha apostado fuerte. Como tiene que ser cuando se quiere recuperar el tiempo perdido o ponerse por delante del boquerón —digo camarón— que se duerme… La Malagueta ofrece a los aficionados doble sesión de lujo: Por la mañana, nada más y nada menos, que Pablo Hermoso y Diego Ventura, acompañados por Fermín Bohórquez, con toros del jerezano. Por la tarde, además de la actuación del fenómeno José Tomás, la reaparición de Raúl Gracia "El Tato", quien vuelve después de haberle pegado varios quiebros a la adversidad. La terna la completa un Sebastián Castella, que a tenor de sus actuaciones en Valencia, es como un completo no apto para frágiles del corazón. Ah, ya saben que si embisten los toros de Núñez del Cuvillo es, como insinúan los detractores de JT, «porque se los tiene guardados el ganadero al torero de Galapagar». Lo bueno es que hay un sorteo y entran los tres espadas. ¡Ay, cuánta miseria, compadre!

Esta trilogía de lujo la cierra Sevilla. Hasta hace muy poquito era la que la abría. Ahora, no. Pero sigue siendo Sevilla. A ver si rectifica algún día el hijo del admirado y recordado don Diodoro. Aunque ciertamente el cartel de este año tiene su aquel. Antes que la terna, que es de las que gustan, se mire por el lado que se quiera, está -ya lo dijimos cuando se anunció-, el hecho de que un ganadero no andaluz, el albaceteño Daniel Ruiz, lidie desde no se sabe cuándo lo hizo otro, en fecha tan señera en el coso del Baratillo.

Conociendo el carácter de los actores, no me gustaría perderme lo que el ganadero y sus muchos amigos, comenten a la salida en la puerta del Príncipe de la Real Maestranza si los toros le embisten como está siendo norma en los pupilos del cortijo del Campo. Porque si la moneda cae de cara, es muy presumible que tanto Morante de la Puebla, como José María Manzanares, éste a pesar de su dolencia en la espalda, y Miguel Ángel Perera, le monten la marimorena. Será otro espectáculo que sólo podría ser superado si en la terna hubiera figurado Julián López "El Juli", el torero que por profesionalidad y afecto, forma parte de la familia del ganadero manchego.