Daniel Westling llegó a la vida de Victoria, una de las princesas casaderas más codiciadas de las monarquías europeas y heredera del trono de Suecia, en 2003. Era su entrenador personal. Cuentan que se convirtió en su gran apoyo para salir de la anorexia nerviosa. Casi ocho años después, Daniel es propietario de una cadena de gimnasios de lujo y, desde mañana, príncipe de Suecia y duque de Västergötland. La futura reina -Suecia modificó su Constitución para permitir a la mayor de los hijos de Gustavo y Silvia tomar el cetro hasta entonces reservado a los varones- se casa con un plebeyo.

Las similitudes con la monarquía española son inevitables. En este caso, Westling vendría a ocupar el papel de la princesa Letizia, consorte de un príncipe heredero, un futuro rey. Como en el caso de la ex periodista, este "letizio" sueco ha sido sometido en los últimos años a una transformación física, "pulido" en cuestiones de protocolo y formado en la historia del país. Daniel Westling inició el pasado mes de enero un curso para aprender en tiempo récord el oficio de Príncipe bajo supervisión del Maestro de Ceremonias de la Corte Real sueca, Brigadier Jan-Eric Warren.

Por otra parte, el cambio constitucional es el que España tiene pendiente para que sea la primogénita de los príncipes de Asturias, Leonor, la que acceda al trono independientemente de que naciera más adelante un niño.

A pesar del largo noviazgo, el reciclaje profesional del ex profesor de gimnasia y todo este proceso de "lavado" de imagen y de que la familia real sueca despierta bastantes simpatías entre la población, el enlace no está exento de polémica y ha aumentado el porcentaje de ciudadanos que cuestiona la continuidad del régimen. Una de las principales críticas se refiere al elevado coste -algo por encima de los dos millones de euros (veinte millones de coronas), la mitad a cargo del presupuesto de la Casa Real y el resto al de las arcas públicas. En internet existen grupos anti denominados "Niégate a pagar la boda de Victoria" o "Si tengo que pagar la fiesta de Vicky, que me inviten".

Controversias al margen, Estocolmo ultima los últimos detalles para albergar una boda real a lo grande. Alrededor de mil doscientos invitados, entre dos y tres mil periodistas acreditados, retransmisiones televisivas en directo con el máximo despliegue imaginable, 40.00o flores (llegadas desde Colombia) o dos mil policías en las calles. Un enlace faraónico en tiempos de crisis y de corte tradicional. Desde hace meses la capital se prepara con obras y reformas y la última semana ha sido declarada "la Semana del Amor" en honor a los novios. Las celebraciones comenzaron hace semanas, con la llegada de los regalos -entre ellos uno tan curioso como 100.000 abejas de la Asociación de Apicultores de Suecia- y multitud de actos.

Concentración de realeza

Ayer empezaron a llegar los primeros invitados de fuste, como Haakon y Mette-Marit de Noruega con su hija, la princesa Ingrid Alejandra; la princesa Marta Luisa y Ari Behn; Mary de Dinamarca con su hijo, el príncipe Christian, y Máxima de Holanda con su hija mayor, la princesa Amalia. Además de la altísima concentración de realeza, la lista de invitados tiene su morbo. Magdalena, la hermana, acaba de reaparecer después de romper su propio compromiso de boda y emigrar a Estados Unidos. El hermano, Carlos Felipe, pretende presentarse en la catedral con su actual novia, que al parecer ha hecho trabajos como stripper.

La ceremonia se celebrará mañana en la Catedral de San Nicolás y comenzará a las tres y media de la tarde. El vestido de la futura reina es la gran incógnita. Hay quien apuesta por un Dior.

Toda la familia real española menos el Rey

La Casa Real sueca hizo pública ayer la lista de invitados. Representantes de la realeza, de los Gobiernos europeos, diplomáticos, autoridades y amigos de los novios. La familia real española asistirá en pleno excepción hecha del rey Juan Carlos: la reina Sofía, los príncipes Felipe y Letizia, la infanta Cristina con Iñaki Urdangarín y la infanta Elena. Don Juan Carlos es el único monarca, junto a la Reina de Inglaterra, que ha declinado la invitación. ¿Por qué? Los expertos apuntan a que nunca lo hace, no le gusta asistir a las bodas. Otros especulan con que su ausencia responda a que no está recuperado al 100% de la intervención quirúrgica a que fue sometido el pasado 8 de mayo. Tampoco se espera a Carolina de Mónaco pero sí a Alberto. Estarán el rey de Jordania Abdalá II, la princesa Masako, las reinas Beatriz de Holanda y Margarita de Dinamarca o el rey Harald de Noruega. levante-emv valencia