La centenaria plaza de toros de Utiel abrió ayer sus puertas para ser marco de una novillada organizada por la Escuela de Tauromaquia de Valencia. El coso utielano registró una aceptable entrada. Se lidiaron reses de la gandería de Alejandro Vázquez. Un encierro bien presentado para este tipo de festejos, y cuyo juego fue más que colaborador para los actuantes. Tres colorados y tres negros, todos ellos se movieron y no dejaron de embestir, tomando con celo los engaños, sobresaliendo por su calidad el lidiado en cuarto lugar.

Abrió el festejo David Sevilla, a quien se le vio puesto y con oficio en una faena de largo metraje mal coronada por los aceros.. El espigado José Kargbo es un espada de color que mostró sitio y ya conocimiento de la profesión, que destaca por su toreo de asentamiento y firmeza de plantas, y que lució por un interesante sentido del temple. Francisco Damas es un torero animoso que sobresalió por su variedad y el saberle busca las vueltas a su oponente. Gabriel Pericás, un novillero mallorquín inscrito en la escuela de Valencia y perteneciente a una legendaria dinastía de toreros, hizo gala de sello y personalidad.

Lo mejor de la tarde volvió a correr a cargo de Cristian Climent. Un coletudo que puso de manifiesto un más que interesante concepto y exhibió un excelente corte de torero. Empaque, reposo, aplomo, temple, cadencia y apostura fueron los ingredientes de un trabajo sobresaliente de un novillero que ilusionó al que habrá que seguir.

Cerró plaza el alicantino Raúl Bravo. Evidenció sentido de la ligazón y mató con prontitud.