"La princesa cerilla sorprendió en la boda". Así titulaba hace unos días el periódico danés B. T. un artículo en el que se comentaba la extrema delgadez que paseó la Princesa de Asturias en Estocolmo durante el enlace de Victoria de Suecia y Daniel Westling. Rebautizada como la "princesa cerilla", el artículo comenta los delgadísimos brazos que mostró Letizia, así como "los rumores de un posible problema de anorexia". Este tipo de comentarios podían ser nuevos para la prensa danesa -especialmente sensibilizada con esta enfermedad porque la sufrió y superó la propia princesa y futuro reina Victoria- pero ya estaban superados en España. La Casa Real, cuando surgieron los rumores, desmintió tajantemente que Letizia estuviera enferma y su entorno siempre ha sostenido que es su constitución física y no engorda por mucho que coma.

La prensa española no se ha hecho apenas eco de las críticas de los medios internacionales. En todo caso se ha comentado que el diseño del vestido que lució en la gala previa a la boda, un vestido rojo de Felipe Varela con escote palabra de honor, evidenciaba en demasía la delgadez de sus brazos. En cualquier caso, la princesa de Asturias, ante los comentarios y rumores, ha optado por hacer oídos sordos y mantenerse al margen. A su vuelta de Estocolmo, retomó su agenda oficial.

Primero acompañó a su marido, Felipe de Borbón, a la reunión del patronato de la Fundación Príncipes de Asturias. Y ayer ofreció en solitario varias recepciones en el Palacio de la Zarzuela y lo hizo vistiendo un vestido entallado y estampado sin mangas que también dejaba a la vista su delgada figura, sin ningún tipo de complejos.