Juan Carlos de Borbón es, para todos, el rey de España. Fue proclamado el 22 de noviembre de 1975, tras la muerte de Franco, y subió al trono tres años después. Como legítimo heredero de la dinastía de Borbón cuya última corona había ceñido Alfonso XIII. Hoy, Juan Carlos es un rey asentado y con un alto grado de popularidad y tiene herederos para dos generaciones: Felipe y Leonor. Pero treinta y cinco años, en la larga línea de la historia, no son tantos. Ni su llegada fue un camino de rosas.

El pasado mes de agosto fallecía Carlos Hugo de Borbón, aspirante carlista a la corona de España. Pero, en su día, los principales rivales del monarca fueron su propio padre y su primo hermano. Una vez decidida la restauración monárquica, el primogénito de Alfonso XIII y Victoria Eugenia era Alfonso, pero éste, hemofílico (algo que siempre preocupó al rey) renunció a sus derechos para casarse con una cubana. El siguiente en la línea sucesoria era su hermano Jaime, el "infante sordo", quien también acabó siendo convencido por su padre para renunciar, dando paso a Juan. Pero el dictador no quería a Don Juan, lo que obligó a éste, muy a su pesar, a entregar el testigo a su hijo Juan Carlos. Jaime se arrepintió años después y trató de recuperar sus derechos autoproclamándose Jefe de la Casa Real de los Borbones en sus ramas española y francesa así como duque de Anjou.

Su hijo Alfonso le hizo desistir para no enfrentarse a la familia real pero siempre soñó con un cambio de opinión de Franco. Posiblemente para reforzar su posición se casó con su nieta, Carmen Martínez Bordiu. No le sirvió de nada. Asistió como testigo a la coronación de su primo hermano. A su muerte en un accidente de esquí en Estados Unidos, su hijo Luis Alfonso mantiene viva la tradición como aspirante al trono de Francia (desgajado ya del de España al que estuvo ligado en tiempos de Carlos V) y se hace tratar con honores.

Aunque Luis Alfonso no compite por el trono de España y aunque la sucesión, hoy por hoy, está clara, las pequeñas conspiraciones y los movimientos alternativos minoritarios no han desaparecido. Los carlistas se reconvirtieron en un partido político. El príncipe Carlos Hugo declaró en 1978 que no tenía ninguna aspiración de llegar a ser Rey de España. Pero, a su muerte, transmitió su hijo a Carlos Javier y a todos sus descendientes los derechos legítimos al trono de España.

Una parte de la nobleza tiene otro candidato: Felipe Juan Froilán. Este sector argumenta que, si se ha modificado la Ley de Títulos Nobiliarios para no discriminar a las mujeres, la misma máxima debería afectar a la corona. Así que miran hacia la infanta Elena, hija mayor de los Reyes de España, pero a través de su hijo.

El último informe médico facilitado por la Casa del Rey parece conducente a frenar este tipo de inquietudes. Según la última revisión a la que se ha sometido el soberano, de 72 años, se encontraría totalmente recuperado de la intervención a la que se sometió el pasado mayo para extirparle un nódulo pulmonar. Durante su convalecencia, los príncipes de Asturias le sustituyeron en los actos oficiales. Resulta evidente en los últimos tiempos un estudiado mayor protagonismo del heredero y su esposa.

En el siguiente paso sucesorio, queda pendiente una virtual reforma constitucional para blindar a la pequeña Leonor. Actualmente, la hija mayor de la pareja reinaría siempre que no naciese un hermano varón, ya que la Ley de Sucesión no impide la subida al trono de una mujer pero sí otorga prioridad a los hombres.