Madrid, la Comunidad Valenciana, Andalucía y Cataluña son las regiones mejor dotadas para el tratamiento de los ciudadanos que sufren dolor crónico, ya que todas ellas cuentan con unidades de dolor multidisciplinares.

En el polo opuesto se encuentran comunidades como Galicia, Extremadura, Castilla y León y Castilla-La Mancha, que apenas cuentan con ese tipo de instalaciones y, además, las que poseen, están infradotadas.

Así lo han puesto hoy de relieve los responsables de la Sociedad Española del Dolor (SED), que han reclamado que los más de 10 millones de personas (22% de la población) que sufren dolor crónico en España tengan la posibilidad de ser atendidos correctamente independientemente de dónde residan.

El presidente de la SED, Alberto Camba, ha insistido en que "existen grandes diferencias entre comunidades autónomas en el acceso que tienen los pacientes a los profesionales del dolor".

Coincidiendo con la celebración del Día Mundial contra el Dolor, José Ramón González Escalada, secretario de la SED, ha puesto de relieve que sólo un 8 por ciento de los pacientes con dolor son atendidos por profesionales formados.

Esto se debe a que "las autoridades sanitarias no se lo han tomado en serio", a pesar de que no es un tema "baladí", dado los costes sociales y económicos que provoca y que suponen el 2 por ciento del PIB".

El doctor González Escalada ha cifrado en 500.000 euros al año el ahorro de un tratamiento correcto del dolor.

"La brecha" territorial se ha abierto más con el traspaso de las competencias sanitarias a las comunidades autónomas, ha señalado el secretario de la SED, quien ha insistido en la necesidad de lograr un planteamiento global del dolor, aunque se ha mostrado pesimista respecto a la posibilidad de aprobar un plan nacional.

El doctor González Escalada ha considerado que "va a ir más por el camino de que cada autonomía va a desarrollar su propio plan y, desde luego, con diferencias, ya que no va a ser lo mismo un plan en Extremadura que otro en Cataluña".

El presidente de la SED ha señalado que lo ideal es que haya una unidad del dolor por cada 600.000 u 800.000 habitantes, una ratio que en España se supera, aunque el principal problema es el desequilibrio territorial, pues hay provincias que no cuentan con ninguna como es el caso de Segovia, Ávila o Palencia.

El doctor Camba ha exigido unidades de dolor multidisciplinares en cada Comunidad Autónoma que cumplan unos estándares mínimos de calidad.

Para ello, la Sociedad Española del Dolor está trabajando, junto con el Ministerio de Sanidad y Política Social, en la elaboración de un documento que establezca los estándares de calidad mínimos que tiene que cumplir una unidad del dolor.

Una vez logrado esto, el siguiente paso sería el reconocimiento del tratamiento del dolor como un Área de Capacitación, con lo que "el dolor ganaría un prestigio social importante, incluso dentro del propio mundo médico".

El 96,3 por ciento de los pacientes que acuden a las unidades de dolor en España tienen dolor crónico no oncológico y, de éstos, el 86,9 por ciento sufre dolor de tipo de muscoesquelético, según los datos de un estudio realizado por la SED con personas que acudían por primera vez a una de las 106 unidades analizadas.

El 30% vive solo

Uno de los datos más llamativos es que el 30 por ciento de ellos vive solo, lo que dificulta en muchos casos la realización de tareas cotidianas.

El perfil del paciente es una persona de unos 60 años de edad, mayoritariamente mujer (60%), en su mayoría de amas de casa, con estudios primarios, no activo laboralmente y con dolor de alta intensidad (nivel 7 sobre 10).

El 30 por ciento venían sufriendo dolor entre 3 y 6 meses; el 27%, entre 6 meses y tres años; y el 15%, más de 10 años.