Unos esqueletos descubiertos en Inglaterra muestran que la sífilis existía en Europa antes del viaje de Colón al Nuevo Mundo e indica que los conquistadores no importaron la enfermedad.

Una teoría muy extendida hasta ahora entre los expertos en enfermedades tropicales era que las epidemias de sífilis que estallaron en el último decenio del siglo XV, poco después del primer viaje de Colón a América (1492/3), se debieron al contagio de los hombres que le acompañaron.

Sin embargo, la mayor excavación de esqueletos llevada a cabo hasta ahora en Gran Bretaña y el posterior examen por los expertos parece indicar que la enfermedad era conocida en este país dos siglos antes del viaje colombino.

Las muestras estudiadas incluyen el cráneo de un niño que heredó de la madre esa enfermedad venérea, mal que produjo tales lesiones en su cuero cabelludo que dejó marcas profundas en la parte izquierda de la frente.

Brian Connell, osteólogo del Museo de Londres que ha estudiado los esqueletos con ayuda del radiocarbono 14, dijo no tener duda alguna de que datan de antes del viaje de Colón. "Estamos seguros de que Cristóbal Colón no tuvo nada que ver con la aparición de la sífilis en Europa". Según Connell, anteriores descubrimientos en Europa de huesos con huellas aparentemente sifilíticas no habían permitido llegar a tan firme conclusión.

Los siete esqueletos sifilíticos proceden de un hospital en las afueras de Londres, el St Mary Spital: dos de los cuerpos fueron sepultados allí entre 1200 y 1250 y los cinco restantes, entre 1250 y 1400. Todos están no sólo mejor conservados que los analizados anteriormente sino que junto a ellos se han descubierto otros esqueletos y objetos, entre ellos monedas, que han permitido a los científicos corroborar los resultados de la datación con radiocarbono. Los huesos indican que las víctimas, que eran probablemente pacientes de ese hospital, sufrieron enormes dolores.

El niño cuyo cráneo se ha podido reconstruir estaba seguramente ciego, calvo y sufría horribles dolores por culpa de su irregular dentadura.Sus dientes forman un ángulo de 45 grados con respecto a la mandíbula, desfiguración facial que debió de ser muy dolorosa para el pequeño, que tenía unos diez años cuando falleció. Según Connell, el hecho de que la primera epidemia bien documentada se produjese tras la vuelta de Colón de su primer viaje fue una pura coincidencia.