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Es único, el auténtico, el coche de James Bond. Un automóvil digno de un agente secreto. Se llama Martin, Aston Martin. Y se subasta. Apareció en Goldfinger y Thunderball, fue conducido por el 007 Sean Connery. Cuarenta años después sale a la venta. La casa de subastas RM Auctions espera que el mítico y cinematográfico vehículo alcance la cifra de unos cuatro millones de euros.

Es un DB5, un superdeportivo británico de la época, con una producción artesanal. Pero indudablemente fue sometido a una serie de modificaciones para adaptarlo a su nuevo cometido. Se incorporaron ametralladoras, un radar, un teléfono, aspas en el eje de las ruedas traseras, soportes giratorios de matrículas que permitían exhibir hasta tres placas distintas y otra serie de trucos.

En las películas se utilizaron dos modelos y hubo una tercera réplica. Se realizó a escala como regalo para el Príncipe Andrés, que entonces tenía 6 años.