Aunque, de momento, en nuestro país la información sobre la posibilidad de vida extraterrestre inteligente es carne de informativos de humor cínico como El intermedio o programas que mezclan churras con merinas bajo el infinito paraguas del misterio -sí, hablamos de Cuarto milenio-lo cierto es que de unos años a esta parte proliferan las noticias de cierto calado, y de fuentes de probada importancia y prestigio, al respecto de unos supuestos vecinos de universo.

Por ejemplo, hace pocos meses el gurú de la ciencia Stephen Hawking aseguró que "algunos extraterrestres evolucionados podrían haberse convertido en nómadas y tener intención de colonizar los planetas a los que llegaran, con un resultado similar a cuando Cristóbal Colón descubrió América"; también la Royal Society, una de las sociedades científicas más señeras, ha dedicado el último número de su revista a los ET, alertando de su tendencia conquistadora. Por no hablar de la supuesta designación de la astrofísica malaya Mazlan Ohtman como embajadora de las Naciones Unidas para el Espacio, un nombramiento que posteriormente fue desmentido a medias.

"La posibilidad de enfrentarnos con seres inteligentes que no pertenecen a la raza humana podría traer una serie de problemas cuya solución sería difícil de concebir". Así comienza una carta de seis páginas en la que Robert Oppenheimer, el padre de la bomba atómica, le dirigía a Albert Einstein, el hombre que una vez dijo: "Dados los millones de billones de planetas similares a la Tierra, la vida en cualquier lugar del Universo existe, sin duda. No estamos solos en la inmensidad del Universo". Trece años después, el radioastrónomo Frank Drake empezó los experimentos que culminarían en la creación del proyecto Búsqueda de Inteligencia Extra Terrestre (SETI) en una controvertida ecuación según la cual hay 10.000 civilizaciones ahí fuera y en un proyecto: enviar un mensaje en forma de ondas, el de Arecibo, a la constelación de Hércules. Se lanzó hace medio siglo y se estima que tardaría en llegar 25.000 millones de años.

Científico

Pero por cada científico que aseguraba con teorías más o menos plausibles que la vida inteligente fuera de la Tierra era un hecho, surgía otro que desterraba tal aseveración; por cada Oppenheimer había un Fermi, el autor de la paradoja según la cual hay una gran contradicción entre las estimaciones que afirman que hay una alta probabilidad de existencia de civilizaciones inteligentes en el universo y la ausencia de evidencia de dichas civilizaciones.

La pregunta que siempre hacen los agnósticos: si es tan evidente la existencia de extraterrestres, ¿por qué nunca hemos contactado con ellos? Hay dos respuestas posibles: una, la del propio Drake, que asegura que no hemos investigado lo suficiente; otra, la de los más avezados teóricos de la conspiración, que en realidad es otra pregunta: ¿y si, en realidad, ha habido contactos pero los gobiernos los han ocultado?

Hablar de la vida extraterrestre puede llevar a cuestionar el mismo origen de la vida humana. En octubre de 2010 falleció Zecharia Sitchin, el científico de Azeirbayán que promulgó la teoría del astronauta antiguo, que los sumerios fueron creados vía ingeniera genética por los anunaki, o nefilim, unos anfibios humanoides que provenían del planeta Nibiru. Sitchin tradujo miles de tablillas de arcilla de los sumerios en las que, según su versión, "describieron y hablaron de un planeta adicional en nuestro Sistema Solar, Nibiru; además, seis mil años antes de producirse el descubrimiento de Plutón, ellos ya hablaron de ello".

Creencias

¿Ciencia o paparruchas? Como aseguran los expertos británicos en ciencias espaciales Martin Dominik y John Zarnecki: "Todos los argumentos sobre si vivimos en un lugar único en el cosmos están basados en creencias y suposiciones filosóficas. Hasta ahora no hay pruebas científicas a favor o en contra".

El creciente nivel de importancia y prestigio de las informaciones y noticias sobre supuestos extraterrestres podría tener origen en el hallazgo de una prueba científica que cambió bastantes de nuestros modelos: la existencia de planetas fuera del Sistema Solar, en 1992. Quizás dentro de unos años otro hallazgo similar reconfigure esas "creencias y suposiciones filosóficas" en forma de teorías científicas con fundamento. Mientras tanto, en SETI siguen escuchando al Universo.

De la cultura "freak"a la sociedad masiva

La ciencia ficción ha sido fundamental a la hora de instalar a los extraterrestres en nuestro imaginario colectivo. Pero, quizás, en términos de mass media, la serie Expediente X ha sido la influencia definitiva, ya que mezclaba conceptos fundamentales de la contemporaneidad -ingenieria genética, conspiraciones gubernamentales antes de Wikileaks- con postulados clásicos sobre la existencia de otros seres en el Universo. Salida de la "enferma y retorcida" (sic) mente de Chris Carter, la serie que puso de moda el eslogan "La verdad está ahí afuera" es, en realidad, una tesis sobre los tejemanejes políticos. Por cierto, que el escritor y director tuvo la idea de montar Expediente X cuando cayó en sus manos un libro con estadísticas realizadas por John Mack, un profesor de Harvard, en el que se aseguraba que un tres por ciento de estadounidenses creen haber sido abducidos por alienígenas. v. a. g. valencia