"¿Y ahora qué", le preguntó el autor a su obra, cuando la tuvo delante. "Al final opté por editarla yo mismo. Y así fue como comenzamos el camino juntos". El camino fue la autoedición -una foto de portada comprada por internet, una imprenta, una tirada de 300 ejemplares- y la autopromoción. Cargado con una mochila llena de libros, librería por librería, ofreciendo su novela. La noticia -y ella, la novela- corrieron como la pólvora de boca en boca y en las redes sociales. Vendió 3.000 ejemplares. Y un día llamó Espasa. Así comienza la segunda vida de El bolígrafo de gel verde.

-Antes de hablar del libro, es inevitable hablar de cómo nació. Cuenta que leyó un libro premiado y le decepcionó.

-Fue el motor. Cómo un libro tan premiado podía ser tan aburrido. Y decidí escribir el libro que me hubiese gustado leer a mí. Y cuando lo tenía me pregunté qué hacía con él. Editoriales grandes lo veía imposible, fui a las pequeñas. Pero lo que hacían podía hacerlo yo. Dejarlo en librerías y ya está. Compran los derechos, lo dejan allí tres meses y se acaba la historia del libro. Es muy triste. Pensé: bueno, total, para distribuirla entre Castelló y Valencia, coges el tren o el coche y ya está. Así empecé, cabezonería..

-Y elige "carretera y manta".

-Explicaba que era mi novela, que la había hecho yo, y se quedaban muy extrañados. Y al final mucha gente lo compraba por lo que me lo estaba currando. Así empecé a vender.

-Ahí también le ayudó mucho internet, las redes sociales.

Muchísimo. Empecé a buscar grupos de gente de Castelló y Valencia que le gustase la literatura. Cada vez se iba agregando más gente. Y eso es un mundo. Para lo bueno y para lo malo. Si dicen esto no vale para nada, se acabó todo.

-Después de renegar del sistema editorial, ahora entra. ¿Ya no es tan malo?

-Siempre me quejé de las pequeñas editoriales con las que yo traté, hay editoriales que te piden dinero. Pero ahora es muy distinto. Para mí ha sido muy fácil todo.

-Pero desde el momento en que esto se plantea como un acto de rebeldía, la lucha de David contra Goliat, ¿no siente que ahora está abandonando ese espíritu

-No, es inevitable, porque yo lo que quiero es que me lean. Tampoco era contra las editoriales, era contra un sistema que sale un libro, se queda tres meses en las estanterías y si no se vende sale otro.

-También le movió una fe ciega a su novela.

-Sí, yo pensaba que había escrito un buen libro. Y las opiniones eran buenas. Era el libro que a mí me hubiese gustado leer.

-¿Porque es una historia más de lo que pasa por dentro que por fuera de uno

?

-Y porque me transmite cosas. Yo había partes de la novela que cuando las escribía me caían las lágrimas. Y después, la gente me dice que ha llorado en tal sitio, y resulta que son los mismos en los que he llorado yo. Y eso es que has transmitido con las palabras sentimientos. Para mí es lo más importante del libro, más que la historia, que es muy normal, que puede pasarle a cualquiera.

-Escribe en primera persona y el protagonista no tiene nombre.

-Para que el lector se identificase con el protagonista.

-¿El mensaje que quería transmitir es que siempre se puede cambiar una vida monótona

-Por lo menos, intentarlo. Sé de casos, que no es que haya sido el desencadenante la novela, pero que se han animado a cambiar, igual les ha servido.

-¿Si le diesen un premio ahora lo aceptaría?

-Si la novela se lo merece, sí; si no, no, por vergüenza propia.