Hace poco se ha abierto en Godella uno de los espacios expositivos más singulares y atrayentes de nuestro territorio. Y su muestra inaugural es de visita obligada.

La elegante fachada con alzado a dos vertientes entre filigranas de hierro forjado, pórtico de columnas, esbelta verja de acceso, luce un nombre al frente: Villa Eugenia. Una se imagina, entrando o saliendo, un grupo de damas vestidas hasta los pies y sombrilla en mano, junto a algún caballero que sustituyó la levita ciudadana por un desenfadado guardapolvo de algodón.

La evocación remite a los años puente entre el siglo XIX y XX, cuando Godella, bien comunicada y próxima a Valencia, había atraído el veraneo de las familias acomodadas de la capital, que allí construían sus chalés ajardinados y amenizaban los largos meses de estío con bailes, meriendas, funciones teatrales y veladas musicales.

Pero esta Villa Eugenia de hoy, que mantiene su rótulo de antaño, le ha agregado un subtítulo significativo: Centre d´Art. Y es que, tras una profunda rehabilitación dirigida por José Ignacio Casar y José Manuel Montesinos, el bello edificio modernista alberga en su interior una gran sala provista de todos los medios tecnológicos actuales que posibilitan su condición de «punto neurálgico del arte, no sólo comarcal, sino autonómico y, por qué no, nacional», según palabras del alcalde de Godella, Salvador Soler, que con el concejal de Cultura, Miguel Gago, han sido sin duda los principales impulsores.

El verdadero deslumbramiento se produce al entrar y toparse con una concentración de obras notabilísimas, reunidas por vez primera, que justifican la repetida frase «Godella, cuna de arte». Muy numerosos han sido los autores que, nacidos o residentes en la villa, han dado pie a hablar de una Escuela de Godella, no como núcleo estricto de formación sino como coincidencia y sucesión de talentos artísticos.

La exposición Cien años de expresión artística en Godella está lógicamente presidida por óleos y acuarelas magistrales de Ignacio Pinazo, a los que se unen las obras de sus hijos: José, finísimo pintor, e Ignacio, escultor admirable. La admiración no se acaba con los Pinazo; prosigue y se recrea ante pintores de primerísima fila desde comienzos a mediados del pasado siglo, empezando por el extraordinario Navarro Llorens y continuando por una floración de nombres que merecen ser bien conocidos, contemplados y valorados: el poliédrico Giner Valls, el cálido Juan Belda, el entrañable Rodríguez Bronchú, el magnético Balbino Giner y otros bien interesantes: Ricardo Bargues, Antonio Marco, el escultor José Justo. Y la sorpresa ante el que fue muy estimable pintor y a la vez famoso tenor: Lamberto Alonso, un personaje fascinante.

Las obras expuestas proceden tanto del Ayuntamiento de Godella y la Casa Museo Pinazo como del Ayuntamiento y la Diputación de Valencia, el IVAM, el Museo de Cerámica González Martí, el Museo del Prado, el Museo Thysen, con abundante aportación de colecciones particulares. Con excelentes trabajos de los comisarios de la exposición Javier Pérez Rojas y José Luis Alcaide, se ha editado un completísimo catálogo en colaboración con el Consorcio de Museos de la Comunitat. No se pierdan Villa Eugenia y todo lo que ofrece.