Beautiful people» a tope. La explanada ante el IVAM, desbordante de encuentros, sonrisas, besos y elogios. Fotógrafos, televisiones, micrófonos. Ir y venir de azafatas adolescentes. Poses ante el telón cuajado de rótulos identificables. Piernas y escotes al aire de la no-che valenciana, que mostró su cara suave y su luna creciente. Ese fue el largo prólogo de la cena (exquisita, servida por La Sucursal) y la todavía más larga entrega de premios, que fueron muchos, precedidos por parlamentos de las personalidades concurrentes: Consuelo Císcar, anfitriona en su IVAM; Trini Miró, consellera de Cultura, y naturalmente, Ángela Pla, editora de Tendencias CV, rebosante de hermosura y «savoir faire».

Fue noche de bellezas. Y también de bellezos, aunque más discretos. Porque ellas arrumbaron la moderación y se lanzaron a exhibir vestidos y desvestidos lujosos, bisutería aparatosa y joyas no menos, pelos supertratados y taconcísimos sin límite. Está claro que la noche de los Premios Tendencias se convierte en la gran fiesta de nuestra primavera, sin faltarle nada para brillar al máximo.

Aciertos rotundos: la presentadora Nuria Roca, una encantadora «mujer de rojo», que estuvo oportuna y eficaz, pese a lidiar con las incesantes y sonoras conversaciones de los asistentes. Los trofeos, realizados por Deva Sand, como en la primera edición, aunque distintos. Y, desde luego, las decisiones del jurado, muy atinadas y, como digo, amplísimas. Hubo premios para todos los gustos: diseño industrial y gráfico, arquitectura, interiorismo, fotografía en distintas modalidades… una lista nutrida, que se podrá encontrar completa en el próximo número de la revista convocadora.

Mencionaré algunos trofeos, subrayando la alegría de los galardonados. Virtudes Langa de Seguí, que hizo bandera de su diseño en piel, enfundada en un vestido de ante negro, obra suya. Lourdes Paterna, excelente autora de moda infantil. Amparo Chordá, artífice de bellísimas novias. Kuki Giménez, merecidamente considerada la mejor estilista, como Pura López, en sus creativos zapatos. Presen Rodríguez, un ejemplo de actividad fecunda en el mundo de la moda. Antonio Romero, el joyero de la suntuosa imaginación. Francis Montesinos, para el que todos los adjetivos se quedan cortos. Y el premio más emotivo, a toda una trayectoria admirable, al magnífico Alejandro, gloria de nuestra alta costura.

Entre la asistencia femenina hubo bastante «Cisne negro», acorde con la epidemia belletófila desatada por la película y Natalie Portman. Ejemplos: El casi «tutú» de Juan Vidal maravillosamente llevado por Maite Sebastiá. El moñito de «prima ballerina» de la guapísima Maite de la Iglesia. El paso ingrávido, con negro vestido de Montesinos, de la estupenda Paola Dominguín, empadronada ya en Valencia, según reveló.

Una serie de flashes: personas y detalles que me atrajeron. El porte incomparable de la supermodelo Nieves Álvarez. La cálida simpatía de los gemelos Ailanto. La elegancia sin aparato de Maribel Vicens o de Raquel Chillida, expléndida en su «mono» negro. La vitalidad de Marian Yanes y de Matilda Guerrero. La radiante reaparición de Theo Garrido. El echarpe de Missoni al cuello de Vicente Gallart, el broche de Antonio Rodríguez en el chaleco de Tono Sanmartín, la sortija turca arquitectónica en la mano de Blanca Fitera…

Y, por supuesto, la delicadeza expresiva de Sandra Ibarra, a cuya Fundación de Solidaridad Frente al Cáncer se dedicó la fiesta, en un objetivo que la honra.