En la séptima novillada de la feria se lidió un encierro del hierro de Guadaira, muy bien presentado y sobrado de cuajo. Algunos de los ejemplares incluso exhibieron hechuras de toros, y su juego resultó variado aunque algo desigual para los toreros.

Se dejó pegar en el caballo el que abrió plaza, un torete que tuvo celo y humilló aunque le faltó un punto de fuerzas. Muy serio el segundo, al que castigaron fuerte en varas, si bien luego metió la cara con calidad aunque algo resentido. El de rejones, muy cuajado, persiguió con ahínco las cabalgaduras. Romaneó en varas el cuarto, un astado con plaza y cuajo que luego tomó los engaños pastueño y obediente aunque sin clase. Y cerró plaza un zambombo que se salió suelto del caballo, manseó y acabó muy aplomado.

El espigado segoviano Victor Barrio, quien venía de cortar una oreja en Madrid el día anterior, se mostró como un torero que intenta hacer las cosas bien y no anda ayuno de verticalidad y apostura. Con todo, sus dos trabajos no pasaron de la discreción. Sin apreturas, se le vio displicente y falto de convencimiento, y se limitó a salir del paso

El manchego Emilio Huertas, triunfador de la pasada edición de la feria, reeditó su éxito. Firme y dispuesto, pisó terrenos de cercanías y, muy en novillero, brilló por su ligazón y exposición toda la tarde, superando una tremenda voltereta. Mató a su primero de una gran estocada. Se ganó un puesto en la novillada del domingo, en la que alternará con Javier Jiménez, como triunfadores elegidos por la comisión.

El rejoneador navarro Roberto Armendáriz brilló en quiebros, piruetas y por su clavar reunido y arriba. Sorprendió gratamente.

FICHA

?Lleno en tarde soleada. Novillos del Guadaira, con plaza y sobrados de cuajo, cuyo juego resultó resultó manejable. El rejoneador Roberto Armendáriz, vuelta tras aviso. Víctor Barrio (grana y oro), oreja y silencio tras aviso. Emilio Huertas (verde manzana y oro), dos orejas y rabo y ovación. Entre las cuadrillas destacó con palos y en la brega José Otero.