La larga etapa navideño-gastronómica, que culmina con el roscón de Reyes, resulta especialmente apropiada para leer y saborear "Gozos valencianos en el altar y la cocina", de M.ª Ángeles Arazo, uno de esos libros en los que la veterana periodista muestra su pulso de escritora capaz de transmitir con intensidad penetrante las impresiones sensoriales que los valencianos asociamos de manera natural a los resortes espirituales, en esa mezcla tan característica que nos lleva a fundir el perfume del incienso en la Semana Santa con el cercano aroma de los panquemaos, o los celestiales misterios de Belén c0n el terrenal tufillo del putxero de Nadal. El libro es una excursión espléndida por la Comunitat, de las comarcas del Maestrazgo a los pueblos alicantinos, un recorrido por las fiestas típicas de cada lugar a través de relatos y descripciones de insuperable vivacidad, ilustradas por magníficas fotografías de Paco Jarque. Y, para cada festejo, sus manjares; un estimulante repertorio de recetas sabrosas que Arazo ha recogido in situ, en cada pueblo o aldea, de boca de quienes las recibieron, a su vez, de sus antepasados. "Gozos valencianos en el altar y la cocina" es un auténtico goce de los sentidos, al mismo tiempo que una cartografía documentada y entrañable de ese amasijo valenciano exuberante y sensual entre oraciones, tradiciones... y llepolies de todas clases.

Era, por supuesto, un inglés (cuyo nombre no recuerdo) quien afirmó aquello de "Yo tenía seis teorías diferentes sobre la educación de los hijos. Ahora tengo seis hijos... y ninguna teoría." ¡Uf! ¡Lo que se ha escrito sobre el tema! La peliaguda tarea educativa es abordada ahora desde una sólida base científica y una larga práctica profesional por las pedagogas y psicólogas M.ª Gloria González y M.ª José Murgui en el libro "Soy madre, soy padre", subtitulado reveladoramente: "Educar con afecto, reflexión y ejemplo", triple desideratum que Murgui y González expresan con claridad y sin andarse por las ramas. Van al grano, a la esencia del proceso de ir haciendo de los hijos, previas las buenas relaciones con ellos, seres sociables, autónomos y responsables. Los asuntos se ordenan en partes bien estructuradas, de manera sencilla, con abundantes ejemplos, añadiendo al final de cada una muy atinadas cuestiones para la reflexión de los padres, y al final del volumen una serie de fichas y cuadros fáciles de rellenar en los que es el hijo/a quien va registrando sus propios progresos. "Soy madre, soy padre" es un libro inteligente, rebosante de sentido práctico y experiencia pedagógica, que resultará utilísimo a quienes deben enfrentarse al duro pero apasionante trabajo de educar a un niño... o a los seis que apabullaron al desconcertado caballero británico antes aludido.

Desconcierto, sorpresa y muchas reacciones más suscita el último libro de Marta Romero Sobrecueva, que a veces firma sólo MartaErre. Esta abogada valenciana, al margen del ejercicio diligente de su profesión, despliega unas dotes poéticas poco comunes, que se plasman en formatos originales, inusitados y traviesos. "El libro melón", su publicación más reciente, es un compendio de imágenes que dan vida a un mundo surreal en el que la lógica naufraga y los sueños sobrenadan. De la caricatura a la iluminación filosófica, los poemas y micropoemas recorren una escala inusual que, como bien dice la prologuista del libro, Rosa M.ª Rodríguez Magda, alcanza una renovación profunda del lenguaje poético", abriendo otro camino a una improbable fusión de greguerías, aforismos y haikus, con un audaz golpe de timón, que viene a compensar de tantas rimas circulantes cargadas de vacío e inanidad. "El libro melón", un fruto para buenos catadores inconformistas.