?Le llamé "Alejandro el Grande" por sus cualidades y para situarle con respecto a su hijo y su nieto que, llamándose igual, han seguido su estela. Y con ese apelativo quedará en mí la memoria de este gran impulsor de la alta costura valenciana, del que tantas mujeres relevantes de nuestra sociedad conservarán también imborrable recuerdo. Alejandro Vidal Soldevilla tenía 18 años cuando murió su madre, excelente modista de quien bebió las primeras enseñanzas de su oficio, que ampliaría en talleres de sastrería. Era la época triunfal del New Look de Dior, y el joven Alejandro, estudiante de Bellas Artes, se ejercitaba vistiendo a sus amigas y a su novia, con la que, una vez casados, compartiría una larga etapa argentina, como esforzado emigrante que supo conquistar al más selecto público bonaerense con sus fulgurantes diseños.

El regreso a España, en 1957, le convirtió en el modisto favorito de las grandes familias de su Gandia natal, durante un período salpicado de fiestas y bailes esplendorosos. Al establecerse en nuestra ciudad, heredando el taller de la legendaria Pilar Canuto, hizo de su estudio en la calle de la Paz el punto de cita de las más elegantes valencianas. Entre otras, él mencionaba siempre con especial afecto a Amparo Ibáñez Valero de Palma, Marisa Monzonís, Carmen Lladró... Sería una larga lista dando cuenta del depurado estilo de Alejandro, atento siempre a lograr la perfección, más allá de tendencias pasajeras. "La moda -solía decir- es una conexión anímica con el ambiente que rodea a cada cual. Es la auténtica historia interminable". En ella ocupa un puesto de honor este hombre exigente, ante todo consigo mismo, valedor de una elegancia rigurosa que en él se asentaba en apetencias culturales cifradas en la música y la lectura, y en un carácter perfeccionista a ultranza. Siempre impecable en atuendo y modales, ejemplo de caballerosidad y discreción, guardián de su intimidad, volcado a una tarea en la que por méritos propios logró prestigio. Con él se va toda una época de elegancia sin concesiones, centrada en la estampa físicamente pequeña del modisto que merece sin duda permanecer en los anales como "Alejandro el Grande". A su esposa M.ª Dolores, su hijo Álex Vidal, su nieto Álex Vidal jr y allegados, sinceras condolencias. Al entierro, en la intimidad familiar, sucederá la semana que viene una misa funeral en la Iglesia de San Juan y San Vicente, de la que se dará noticia, y que será ocasión de dar nuestro adiós a este nombre insigne de la moda valenciana.