El día "D". Dos de enero de 2011. Un grupo de fans espera la apertura de puertas de la emblemática sala "Joy Eslava" en Madrid. Nadie se imagina cómo será el primer concierto sin humo. Era algo inherente a los directos. Impensable. En el camerino y haciendo un poco la vista gorda, Julián Hernández (Siniestro Total), lo recuerda ahora: "Se aceptó de forma pacífica. Sin humo, hemos descubierto el fondo de las salas y que no huelen a tabaco, si no ¡a mil cosas más!". El músico y otros cuatro gallegos valoran a un año vista qué ha cambiado la Ley en diferentes ámbitos de la vida pública.

"Es el pitillo el que me pasea a mi. Me dice que tengo que salir al frío del invierno tras comer apetitosamente en un restaurante. O a la puerta del pub tras pedir una copa, pero sin ésta -así lo exige el local-. El pitillo está cambiando mis conversaciones e incluso con quién converso", reflexiona un fumador. La entrada a instituciones de signo vario se ha convertido en una especie de "parada de autobús" desde hace un año. Personas que de otro modo no se conocerían conversan sobre el tiempo o el trabajo. Les une su ya políticamente incorrecto amor por el cigarro. Incluso hacen por coincidir. Muchos se han pasado al tabaco de liar. Son adictos, reconocen, pero piden respeto.

Desde que la Ley antitabaco entró en vigor, muchas cosas cambiaron. Algunos resistentes fumadores están retratados en este relato. Condonan el humo y aunque reconocen que fumar es malo -incluso creen positiva la ley-, es su nexo de unión.

Uno de los primeros en darse cuenta y describir ese cambio es el productor y director Antón Reixa: "Hay menos ocasiones en las que fumar desde que no se puede en los lugares de trabajo y en los bares ", explica, "así que se ha dado una forma de convivencia distinta de los fumadores". Y otro lugar en el que hacerlo: la puerta de los bares. Reixa alude a que allí ya se conocen y se hablan fumadores habituales. Se conocen precisamente de eso.

¿Cómo le cambia el día a día a un actor fumador desde la entrada en vigor de la ley? "Bastante", reconoce Antón Durán, alias "Morris". "El mundo que fue y el que es", sentencia el actor que estuvo muchos años sin fumar. Y es que el presidente de la asociación del gremio llegó a vivir los tiempos en los que se permitía fumar durante la grabación. Entre las cuestiones positivas que extrae, no obstante, es que ha conocido a nuevas personas al salir a fumar.

De todos modos y lo que peor lleva el actor es las cenas en grupo. La sobremesa adolece sin humo para los fumadores. Incluso, asegura, se reducen las tertulias y las copas del después porque los fumadores se levantan a la puerta a encender un pitillo. "Tampoco se trata de machacar a quien tiene un vicio", reflexiona, "si vas con otras siete personas a cenar, se agradecería que si todos están de acuerdo, permitiesen fumar en la mesa".

En el patio del Senado y también en las afueras del Congreso, hace un año que se apuran sus pitillos senadores y diputados. Es el caso de Carmela Silva, diputada por el PSOE, que explica en clave de humor que "lo único positivo de fumar es que se crean círculos de charla con gente desconocida". También a que fuma menos, solo medio cigarro, porque hace frío y no se está a gusto. Alude a esa relación social que se genera entorno al lugar de fumar y con otros fumadores como los diputados Miguel Cortizo o Laura Seara, pero asegura que cada vez se encuentra a "menos gente". "Ahora, yo fumo más en casa y en la calle, aunque no me gusta", comenta. No en vano, la diputada asegura que le gustaría dejarlo porque afecta a uno de sus vehículos de trabajo: la voz.

En la historia del escenario pasean nombres de artistas como Krahe que han hecho del pitillo una seña de identidad. Pero entre el público, la entrada en vigor de la Ley supuso el desarraigo del humo de locales de los que ya formaba parte. Esta transición, a un año vista, ha sido "pacífica", según el músico Julián Hernández, que considera que los españoles han dado ejemplo de conciencia social. Hernández es uno de los que recalca los efectos negativos -a nivel económico, no de salud- que está teniendo para las salas de conciertos. "Es el mejor método para vaciar la sala. En cuanto acaba el concierto, todo el mundo sale corriendo a fumar".

"En el fútbol, ya fastidiaría"

Hay quien se pone apocalíptico con las prohibiciones. El actor Carlos Blanco ve en la medida de control sanitario un antecedente a futuras posibles prohibiciones: "Ahora vienen a por el tabaco; los adictos sabemos que lo siguiente será el azúcar", bromea, "será perseguido y los niños no podrán comer gominolas". De todos modos y en general, Blanco admite la ley ya que reconoce que aquí se concentraba lo que denomina "el último bastión del tabaquismo".

Otro de los puntos más conflictivos se sitúa tanto en los grandes aeropuertos, como en espacios grandes. Los fumadores se muestran reacios a que se extienda la prohibición de fumar en el Camp Nou a otros campos. "Si prospera lo del fútbol ya me fastidia", reconoce Antón Durán.

Alguien a quien cuyo nombre no se citará en este artículo comparaba la situación, salvando distancias, con aquella Ley seca de EE UU. "Vuelve a funcionar algo que es que si los pubs conocen y controlan a la gente que está dentro y están de acuerdo, dejan fumar una vez que se bajan las persianas".