La fervorosa vida interior de Tamara Falcó, que tanto interés ha levantado recientemente en el papel couché, parece ir más lejos de lo habitual entre los católicos de a pie.

"No descarto meterme a monja si el Señor me inspira la vocación". Vocación que por el momento no ha llegado a hacerse efectiva. Así lo explicaba recientemente la que parecía ser la sucesora de su madre, Isabel Preysler, en saraos y actos sociales de cierto nivel. La joven, a la que en los últimos meses se le ha visto acudir frecuentemente a misa, no descuida sus "deberes" como católica. Medita todos los días, en su bolso no falta la Biblia y en su télefono móvil de última generación no hay día que se salte la lectura de evangeli.net, donde 200 sacerdotes comentan el Evangelio del día.

El "encuentro" de Tamara con la religión parece casi una casualidad. Al parecer, todo comenzó cuando la hija del marqués de Griñón entró en una librería y se topó con un ejemplar de la Biblia, lo compró y entonces cambió su vida, tan llena de actos y eventos donde la imagen y el físico son los protagonistas.

A su frecuente asistencia a la iglesia, Tamara añade su participación en retiros espirituales e, incluso, ha acudido en varias ocasiones a los retiros de sanación del padre Ghislain, un sacerdote de renovación carismática, tal y como adelantó ayer La otra crónica.

El siguiente paso que va a dar Tamara es confirmarse el próximo mes de mayo. La incógnita todavía es quiénes serán sus padrinos.