Ecléctica. Ahora la moda „y la vida„ tiene que ser ecléctica. Un estilo ecléctico que sirva tanto para el día como para la noche, eclecticismo para sortear la crisis, lo ecléctico se vende o lo ecléctico se puede llevar de la pasarela a la calle. Eclecticismo es multiculturalidad, convicencia de mil y una tendencias, mestizaje, mezcla. Una pasarela ecléctica, donde cabe todo, que se amolda al Ágora, que se amolda a un palacio, se amolda a un coso taurino. Eclecticismo. O no. Los diseñadores noveles de la zona D no fueron ayer nada eclécticos. Transgresores, excesivos, osados, quizá. Y tampoco lo fue Amparo Chordá, con su costura de astrakanes y bordados de cristal y colas suntuosas y lujo. Al fin y al cabo, la moda, ya lo dijo Cocteau, muere joven. Cada seis meses, como los girasoles.

No siempre hace falta aguja, hilo y tela para hacer vestidos. Assaad Awad „lamentablemente ausente esta edición„ es una especie de Vulcano en su fragua. Maku Martinez (Anillarte) se vale de los alicates. Como Paco Rabanne. Anillas unidas que forman cotas de malla medievales o escamas de aluminio que se superponen a la piel desnuda con leggings y faldas de talle alto de látex. Entre la Edad Media, el futuro interestelar y las páginas del cómic. Destellos metálicos en plata, oro y rojo fuego. Tops, minivestidos, hombreras, cinturones, collares-babero, pelucas... Heroínas del siglo XXI.

En la mente de Javier y Javier desfila una galería de personajes variopintos. Brocados y faldas princesa en contraste con el punto calado hazlo-tú-mismo, grandes flores versus lentejuelas, abrigos yeti de pieles teñidas junto a vestidos de cóctel, el negro frente al color, los salones con las camperas, el rojo y los encajes valentino junto vestidos boho, el buenismo con algún estilismo más radical. Miscelánea. La canaria Aurelia Gil presenta una colección de mezclas. Estampados florales en seda, capas andinas interpretadas como capelinas o ponchos o abrigos envolventes, monos, chicas descaradas en minifaldas de lúrex de colores intensos entre damas hitchcockianas con lazadas al cuello y faldas lápiz. Mucha calidez para el frío: leotardos de lana, calcetines altos, calentadores, capuchas, detalles de pelo. Cazadoras perfecto, trench y parkas.

En negro y mostaza y con aires lejanos de la antigua Unión Soviética. Alejandro Resta cubre a las mujeres con abrigos largos capeados de grandes solapas o las destapa con vestidos de encaje transparente. Capas, mangas abullonadas, cuellos altos, cinturones y botas corsario, faldas que bailan alrededor del cuerpo o rectas de tipo secretaria; también pantalones.

Amparo Chordá está enamorada del amor, de la costura y de la estética del Hong Kong de los sesenta que retrata la película The mood of love (en España, Deseando amar). La modista occidentaliza los quipaos „el tradicional estilizado vestido recto a la rodilla de seda estampada y cuello alto„y los kimonos. Hombros redondeados y mangas japonesas para chaquetas y abrigos capa. Rojo oriental. Cuellos mao. Telas pintadas por el artista Marcos Caparrós o bordadas con dragones, flores de loto, lirios y paisajes zen. Tejidos ricos, salpicados de cristal, paillettes, encaje, guipur. Vestidos ceñidos al cuerpo y colas melancólicas. Negro, plata, oro. Espectacular gheisa peinada por Tono Sanmartín. Y una novia, no, tres, entre Oriente y Occidente.

En la zona D, Anel Yaos (Sevilla) deambula en los límites del volumen y en los de la feminidad y la virilidad. Hombreras y volúmenes muy ochenta que transforman la sastrería clásica. Pantalones muy anchos, faldas para ellos, peplum, total looks en punto grueso (tricotar es cool). JDYS (son siglas, Murcia) apuesta a negro y transparencias y tocados que simulan astas de ciervo. El estilista Javier Soria (VisoriFashionart) no se corta. Ni volúmenes acordes a la dimensión humana ni materiales naturales ni contención. Materiales tecnológicos plastificados, destellos metálicos ras de colores, zapatos de lentejuelas, aires futuristas donde los tamaños se disparan hacia el infinito y los colores tienen brillos de otros planetas.

Escaparate y trastienda, ocio y negocio

A pesar de los números rojos „la crisis se ha llevado por delante 46.300 empleos y 4.158 empresas del sector textil y confección entre 2008 y 2012, periodo en que han retrocedido las ventas un 21%„ la organización de la VFW no cabía en sí de gozo por otras cifras. Según aseguran, el ministro de Industria, en el marco de la apertura de puertas de SIMM, el Salón Internacional de Moda de Madrid, destacó la aportación de la Comunitat Valenciana en este sector: el 10% del PIB. El mundo de la moda mueve en la C. Valenciana 1.700 millones de euros. Otro dato aportado fue el gasto medio de compra de ropa de los valencianos (400 euros en 2012).

Y es que los diseñadores luchan porque los gobiernos y el público en general entiendan que la moda es mucho más que una feria de vanidades y detrás de la pasarela existe empresa e industria.

Otro dato económico: El precio medio de los hoteles se ha incrementado en el mes de febrero en Valencia un 11 por ciento, por encima de la media nacional, que crece un 8 por ciento, con motivo de la celebración de la Valencia Fashion Week, según el estudio mensual tHPI (Hotel Price Index) del comparador de precios de hoteles de Trivago. Hoy, último día de la XIV edición de VFW, se hablará de todo esto y más en un debate previo a la última jornada de desfiles. Y de la situación financiera de la pasarela. El Ayuntamiento de Valencia aporta 18.000 euros para la dos ediciones del año y cede gratis el Palacio de la Exposición, En las próximas dos semanas se espera suscribir el acuerdo con la Conselleria de Industria para recabar otros 175.000 euros. Además, se está preparando la documentación para que la Diputación de Valencia permita que la próxima pasarela en septiembre sea en la Plaza de Toros. levante-emv valencia