Olivier Herrera Marín nació en Alcalà de Xivert pero es ciudadano del mundo. Sus inquietudes políticas y empresariales le han llevado por Iberoamérica y Europa, y con su poesía plasma su defensa de los valores humanos universales. En su devenir tuvo la suerte de cruzarse un febrero de 1995 en un aeropuerto con Esther Koplowitz, una de las empresarias más notables de España, con quien durante años mantuvo un contacto singular que plasmó, en 1996, en un libro de poemas que ahora reedita desvelando el apellido de la musa que le inspiró.

¿Por qué ahora, 17 años después, decide identificar a la Esther de sus poemas?

Porque no procedía utilizar su apellido para darme a conocer. Ella no tenía problema alguno en que la identificase; al contrario, se sentía honrada. Yo le respondí que a ella igual no le afectaba porque estaba a otro nivel, pero a mí me iban a destrozar y a tachar de oportunista.

¿Y no pueden llamarle aprovechado ahora?

Pueden llamarme lo que quieran. Pienso que no hay que esperar 20 años más, si los vivo, para responder a lo que de una forma o de otra sabía que me tendría que enfrentar un día. Que me digan qué poeta hubiese guardado en silencio durante 17 años el apellido de Esther sin usarlo para darse a conocer.

Su camino se cruzó con el de Esther Koplowitz un 5 de febrero de 1995 en el aeropuerto de Barajas. ¿Cómo lo recuerda?

Fue algo mágico. Cuando la conocí no sabía quién era. La traté como trato a todo el mundo que me responde con una sonrisa y que dice algo tan sencillo, a veces tan difícil de escuchar, como "gracias" al recogerle el paraguas que se le cayó al suelo. Pronto supe quién era y, a partir de ahí, se inició una relación sorprendente, sólida por ambas partes, de confianza mutua, que en mi caso al menos, llevado quizás por mis sueños y fantasías, se transformó en un amor profundo, desinteresado. Tuvimos una gran conexión y ella me ofreció siempre su ayuda y apoyo, algo que desestimé de entrada por dignidad y amor propio.

¿Que le comentó su "musa" del libro en 1996?

Pues que estaba maravillada. De la primera edición se quedó un centenar, pero no sé qué hizo con ellos y a quién se los regaló. De mis amistades más allegadas me sobran dedos de la mano para enumerar a las personas que conocen la historia. Es algo que siempre he llevado como una losa porque sabía que no podía utilizar su nombre para promocionarme. El libro, el autor, tenían que darse a conocer por sí mismos, por sus versos, y no por la persona a quien describe. Y así fue. Hoy en Francia mi poesía la estudian centenares de miles de alumnos en los colegios y liceos. El Ministerio de Educación galo ha recogido dos de mis poemas para enseñar quién es Julio Verne y está creando escuela poética desde 1995.

Pero en España no tuvo éxito...

Aquí al que levanta la cabeza se la cortamos. No toleramos que nadie sobresalga dentro de nuestra propia mediocridad y, como no uses armas más allá de las literarias para darte a conocer, nadie se interesa por la poesía.

Ahora sí que hace uso de esas armas que no utilizó entonces...

"Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo", dijo Arquímedes. Estamos inmersos en una crisis global política y de valores, más allá de la económica. Sacar al libro ahora con el apellido de Esther puede hacer que alcance difusión. Y si eso permite que la gente al leerlo vaya más allá de la curiosidad para detenerse en lo que dicen los versos y entender el mensaje de valores humanos que encierra mi poesía, pienso que bien vale la pena.

¿Qué Esther vamos a descubrir a través de sus poemas?

Nos encontraremos con la Esther sencilla, humana, soñadora, desprendida, que piensa más en la gente que depende de ella que en ella misma. Esther es una mujer muy culta, que ha leído muchísimo. Conoce al dedillo a San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús y la poesía de los románticos franceses. Es humanamente lo contrario de lo que se supone debe ser quien está en su posición social. Si el libro ayuda a que se reconozca aún más su labor social y humana, fantástico.

¿Teme una reacción negativa por su parte?

Soy consciente de que puede sentirse incómoda por el libro, del mismo modo que estoy convencido de que en nada le van a perjudicar los poemas fuera de la sorpresa inicial. Es más, creo que serán para ella un reconocimiento y un espaldarazo que bien se merece.

¿Va a invitarla a la presentación del libro?

Mi deseo es presentarlo en Madrid y la invitaré. Me haría ilusión su presencia; es más, estaría emocionado. Es difícil decir si sigo enamorado, pero sigo amándola. Ahí hay un matiz porque el enamoramiento es un estado pasajero, pero el amor es profundo y eterno.

¿Qué dice su mujer de ese enamoramiento?

Mi mujer, Veronika, está segura de mí y de sí misma y en absoluto está celosa. Se puede amar a más de una persona al mismo tiempo. Convivir ya es otra historia.