Cuatro años le llevó al artista Thomas Kluge retratar a la familia real danesa, y el resultado de su trabajo, conocido hace un par de semanas, ha desatado en el país una oleada de críticas.

El primer lienzo de la casa real de Dinamarca en más de un siglo sorprendió no sólo por su lúgubre estética, sino también por los detalles inquietantes que caracterizan algunos de los semblantes. Un ejemplo es el del príncipe Cristian, hijo de Federico y futuro rey de Dinamarca, que ocupa el centro de la obra. Pero no menos siniestra luce la figura de una nieta de la reina Margarita, en la parte inferior izquierda del cuadro, que juega con una muñeca con la mirada perdida.

La polémica arrecia desde los medios de comunicación, que comparan la obra con el póster promocional de una película de terror o un trabajo de Photoshop poco profesional.

La pintura se expone en el museo de Amalienborg, en Copenhague, hasta el mes de marzo del año que viene.