¿En el concurso de Antena 3 vivió usted su propia 'pesadilla en la cocina'?

En esa época, visto allí, sí había momentos de pesadilla. Ahora, a toro pasado, sólo te acuerdas de las cosas buenas. Estoy muy contenta, muy orgullosa y me siento superquerida.

Se le situó en todo momento en un escalafón inferior al de sus compañeros. Sin embargo, usted se formó en París? ¿estaba realmente por debajo de ellos?

Yo tuve la culpa de llegar con la inseguridad de llevar tiempo apartada de la cocina no, pero desde que tuve a mi hijo me dediqué a la familia y rebajé el nivel de trabajo. Mi cocina es muy de intuición, de sabores, no es una cocina técnica. Las últimas técnicas, los envasados, el 'nitro'? son cosas que no utilizo. Su cocina era muy diferente y me vieron una candidata más floja, me infravaloraron y no me dejaron ya levantar cabeza.

¿El mundo real de la cocina es tan competitivo?

En la cocina se vive mucho estrés en las horas de los servicios y los chefs somos gente con carácter. Se sube la voz pero cuando acaba el servicio se olvida. Cocineros como Adriá y los grandes han promovido una cocina de compañerismo. Yo creo que hemos llegado a ser los números uno del mundo por esa unión. Me parece un poco triste que en un programa como Top Chef se haya eclipsado un poco la cocina por esa rivalidad.

¿Democratizar y hacer espectáculo de la alta cocina no será contraproducente?

No, ahora los concursantes se quejan de que había algo de montaje pero yo creo que no estuvieron a la altura de las circunstancias, no se dieron cuenta de que estaban en la televisión y dando ejemplo. Yo critiqué un plato de Begoña y luego me arrepentí y decidí demostrar que en la cocina se puede ser buena persona y buen compañero.

¿Le resultó frustrante que a su madre no le gustase su besugo?

No me importó. Ese día ningún plato estaba bueno. Yo no pude abrir mi papillote porque tenía la mano quemada, creo que no me equivoqué con la receta. Mi madre fue honesta y pensó que yo nunca sacaría un plato con papel de aluminio. Luego me dijo que era el más jugoso.

¿Chicote es tan fiero como lo pintan?

No. Yo me he sentido muy apoyada por él y creo que le gustaba mi estilo de cocina. Pero ha apoyado a todos, no sólo a mí.

¿Por qué hay menos mujeres en el 'top ten' de la gastronomía cuando tradicionalmente son las que han cocinado en casa?

Hay muchas mujeres cocineras. Es más difícil destacar, como en todas las profesiones. Es muy difícil llevar una familia y una cocina, yo bajé por eso mi ritmo de trabajo. Entre el machismo y el horario laboral? pero hay muchas. Aunque las que han llegado arriba como Susi Díaz o Carme Ruscalleda se quejan de que tienen que demostrar el doble para ser reconocidas.

¿La cocina valenciana ocupa el lugar que merece?

La cocina en Valencia ha evolucionado mucho. La paella ha eclipsado mucho nuestra identidad de cocina, todo el mundo venía a Valencia y quería comer paella, pero gracias a Camarena, Aleixandre o Dacosta las cosas han cambiado.

¿Qué les serviría a Alberto Fabra y Rita Barberá?

He cocinado para muchísimos políticos. Les haría algo típico de la Comunitat Valenciana. Yo cocino para la persona. Porque si no, no cocinaba a ninguno, tal y como está la política.

¿Y a sus compañeros, les cocinaría sin aceite (Begoña se lo quitó a ella cuando tuvo la opción)?

No soy rencorosa, pero creo que ya cocinan muy bien, así que se guisen ellos solitos (ríe).