Chicas, buscadlos listos. No sólo porque un hombre inteligente siempre es más interesante y con algo de suerte os aburrirá menos que uno bobo, sino porque tiene más probabilidades de seros fiel.

Eso es al menos lo que se deduce de un estudio realizado por un tal Satoshi Kanazawa, especialista en psicología evolutiva de la Escuela de Ciencias Económicas de Londres, quien ha llegado a la conclusión de que los hombres fieles tienen un coeficiente intelectual medio de 106 puntos mientras que los infieles lo tienen de unos 95. El investigador ofrece una explicación clara: los hombres que apuestan por la exclusividad sexual están más evolucionados, frente a los promiscuos hombres primitivos, que los zascandiles que mantienen un comportamiento similar al de los varones de la Edad de Piedra.

Me alegro de saber esto tras haberme tropezado en esta vida con algún que otro impresentable que se creía muy listo por tenerme en la inopia mientras se lo montaba con otra, aunque si hubiera conocido entonces este estudio no me habría sorprendido dado lo primaria que era la criatura.

Pocos se creen más espabilados que los que engañan a sus mujeres, así que no creo que estos zoquetes se den cuenta de sus limitaciones, pero lo importante es que nosotras sí las percibamos aunque esto nos limite bastante a la hora de encontrar una pareja adecuada.

Y es que el estudio de Kanazawa considera también que son más inteligentes los hombres abiertos a nuevas ideas y los que se cuestionan los dogmas, concluyendo que los más religiosos, conservadores e infieles tienen un coeficiente intelectual menor. Lo malo de esto es que entonces te das cuenta de que debes estar rodeada de cenutrios porque hombres religiosos, no sé, pero infieles, conservadores y poco evolucionados hay en este mundo a patadas.

¿Y nosotras, qué? ¿Qué dice Satoshi Kanazawa de las mujeres? Pues bien poco, la verdad. Por lo visto, el investigador considera que los resultados no se aplican a las hembras porque desde que estábamos en las cuevas criando a nuestros bebés paleolíticos hemos sido relativamente monógamas y, por tanto, la fidelidad no supone para nosotras una evolución.

No sé yo por qué nos excluye de su estudio, la verdad, porque, aplicando la misma teoría que al hombre, y a riesgo de que mis compañeros varones me lancen la grapadora a la cabeza, si evolucionar es separarnos de nuestros ancestros y adoptar nuevas prácticas, las más evolucionadas y, por tanto, las más inteligentes, deberían ser las mujeres infieles, ¿no?