La condesa viuda de Ripalda, María de la Concepción Sáenz de Tejada y Fernández de Bobadilla, descansa ya en el panteón de la familia en el templo románico de Santo Domingo en Soria, donde ayer fueron depositadas sus cenizas al término de una emotiva ceremonia.

Medio millar de personas abarrotó la iglesia, situada en el casco viejo de Soria, a un centenar de metros de la casa solariega de los Marichalar, el palacio de los San Clemente. Entre los nietos que despidieron a su abuela figuraron Felipe Juan Froilán y Federica Victoria, los dos hijos de Jaime de Marichalar y de la infanta Elena de Borbón, que no asitió al funeral. La infanta y su madre, la reina Sofía, visitaron el pasado martes a María de la Concepción Sáenz de Tejada en el hospital La Paz, y ambas apoyaron con su presencia a la familia poco después de producirse el fallecimiento.

El sacerdote Ignacio López, amigo de la familia Marichalar, ofició un funeral en el que la madre Ignacia María, abadesa de las monjas clarisas que desde 1853 habitan y cuidan el convento de Santo Domingo, glosó la figura de «doña Concha», la condesa viuda de Ripalda.

La condesa, de 85 años, falleció en Madrid la noche del pasado jueves después de permanecer cuatro días ingresada en el hospital La Paz, como consecuencia de un ictus que le sobrevino en su residencia de la capital de España. Ahora descansa junto a su esposo, Álvaro de Marichalar y Bruguera, fallecido en 1978 y con quien tuvo seis hijos, entre ellos Jaime de Marichalar, exmarido de la infanta Elena de Borbón con quien casó en la catedral de Sevilla en 1995.

La condesa, natural de Logroño, alternaba su residencia entre Madrid y Soria, ciudad esta donde vivía en el palacio de los San Clemente, casa solariega originaria del siglo XII.