Don Felipe cumple este viernes sus primeros cien días de reinado, un período que ha culminado con su viaje a Nueva York, acompañado de la Reina, y en el que ha dedicado sus esfuerzos a consolidar y renovar el papel institucional de la Corona, con una mayor apertura a la sociedad y más cercanía a los ciudadanos.

Aunque la Casa del Rey prefiere no hacer balance de estos cien días y sus portavoces recuerdan que son los españoles a quienes corresponde, en su caso, evaluar el papel del jefe del Estado, fuentes de la institución admiten estar satisfechas de cómo se ha desarrollado el arranque del reinado de Felipe VI.

Su discurso de proclamación ante las Cortes Generales del 19 de junio contiene todas las claves de los retos asumidos por el Monarca en este tiempo, ya que en él se comprometió a buscar la cercanía de los ciudadanos, a "velar por la dignidad de la institución" y "observar una conducta íntegra, honesta y transparente".

En su afán por consolidar esa "Monarquía renovada para un tiempo nuevo" anunciada aquel día histórico, don Felipe ha intensificado notablemente la actividad oficial que antes llevaba a cabo como Príncipe de Asturias, tanto dentro como fuera de España.

Su viaje a los EE.UU., para intervenir en la Asamblea General de Naciones Unidas y en cuyo marco se ha entrevistado con el presidente estadounidense, Barack Obama, es el quinto al extranjero desde su proclamación, tras sus anteriores visitas, también junto a doña Letizia, al Vaticano, Portugal, Marruecos y Francia.

Han sido cien días con una agenda preparada semana a semana para buscar una "mayor apertura" de la institución, lograr la "mayor cercanía posible" de los Reyes con la sociedad y procurar su identificación con los problemas ciudadanos, explican fuentes de la Casa del Rey.

Para la renovación ya se han dado los primeros pasos significativos, como la preparación de un código de conducta para quienes formen parte de la Casa, o el sometimiento de sus cuentas a auditoría externa, entre otras medidas de transparencia.

Las cifras confirman una intensa actividad de don Felipe y doña Letizia en este tiempo, con 40 actos oficiales en España, 20 del Rey en solitario, quince de los dos y cinco a cargo de la Reina.

Incluido su discurso de proclamación, don Felipe ha pronunciado 16 alocuciones dentro y fuera de España, por tres de la Reina; entre los dos han celebrado 37 audiencias, de las cuales 27 corresponden al jefe del Estado, seis a doña Letizia y otras cuatro a ambos.

Ha habido interés porque se apreciara esa filosofía de apertura, tanto en los actos oficiales como en las audiencias, añaden las fuentes, no sólo en los momentos en que los Reyes han improvisado saludos con los ciudadanos, sino en las listas de invitados.

Así, los encuentros del máximo nivel que Felipe VI ha mantenido desde que asumió la Corona con los representantes de las altas instituciones del Estado se han combinado con entrevistas con representantes de la economía, la ciencia, la cultura y el deporte.

A la llamada "sociedad civil" se le ha dado espacio, por vez primera, en actos del máximo protocolo, como el almuerzo con que fue agasajado el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, en el Palacio Real, al que fueron invitados jóvenes emprendedores.

También se notaron cambios durante la estancia estival de los Reyes en Mallorca, porque la tradicional cena con representantes institucionales fue sustituida por una recepción en el Palacio de la Almudaina de Palma a la que acudieron 300 invitados de todos los ámbitos de la sociedad balear.

El Rey ha procurado también distribuir los desplazamientos de la Familia Real por toda España, y así ha viajado con la Reina a Cataluña, Galicia, Andalucía, Baleares y Castilla y León; en solitario, ha visitado Cantabria, Aragón, Andalucía y Castilla y León, mientras que doña Letizia ha viajado sola al País Vasco y Asturias, con lo que suman entre ambos nueve autonomías.

Los primeros cien días del reinado de Felipe VI comenzaron con el discurso que pronunció en el Congreso el día de su proclamación y han acabado con su presentación ante el foro internacional más importante del mundo, la Asamblea General de Naciones Unidas, a la que ayer se dirigió por vez primera, 28 años después de que lo hiciera su padre, el rey Juan Carlos I.