Pese a que llevan miles de años entre nosotros, muchas de las características del comportamiento de los gatos siguen siendo un gran misterio. Se sabe más, en cambio, sobre cuándo y por qué se empezaron a acercar a los humanos y posteriormente a convivir entre nosotros. Como los perros, estos felinos se domesticaron hace aproximadamente unos 10.000 años, coincidiendo con el neolítico y la agricultura. La primera evidencia arqueológica de la coexistencia de gatos y humanos se ha encontrado en Chipre.

Ahora, un estudio ha ayudado a arrojar más luz sobre la relación de los gatos con los humanos y sobre los motivos que llevaron a estos animales a abandonar su vida salvaje y domesticarse. Liderado por científicos estadounidenses y con participación del Laboratorio de Genómica Comparada de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), este estudio ha analizado el genoma del gato doméstico (Felis silvestriscatus), que posee alrededor de unos 20.000 genes, y ha permitido observar las diferencias en términos biológicos, evolutivos y de comportamiento, en comparación con el genoma de otros animales como el gato montés, el tigre, el perro, la vaca y el humano.

De las conclusiones de este estudio se desprende que los gatos salvajes del Paleolítico han evolucionado hacia los actuales gatos domésticos gracias a cambios genéticos que les hicieron ser más dóciles para obtener alimento, con muy buena memoria y más asustadizos (aunque de esta última característica todavía no se sabe exactamente la causa).

En el análisis comparativo se "han seleccionado una colección de genes que tienen que ver con los mecanismos de recompensa", explica Marqués-Bonet, coautor del trabajo. Y, como ha añadido, "esto se explica porque los gatos han aprendido a hacer bondad a cambio de comida". Aunque los científicos no encuentran una buena explicación de por qué son más ariscos, "quizá sea por prudencia o debido al azar", sostiene.

Animales territoriales

Además, los investigadores han podido observar en su genoma evidencias de la buena memoria de los gatos domésticos y de su excelente oído y visión. Esto concuerda con el hecho de que los felinos son animales territoriales que deben reconocer vastas extensiones de terreno en el que, para sobrevivir, deben sorprender a sus presas. De ahí las ventajas de cogerlas por sorpresa incluso en la oscuridad.

El estudio de la rápida evolución que han experimentado los animales domésticos, como los gatos y los perros, sirve para seleccionar los genes responsables de estos cambios y en qué rasgos intervienen. Ayuda a "interpretar los genomas", indica Marqués-Bonet, y esto ayuda al mismo tiempo a "comprender mejor nuestro genoma", concluye.