Una "niña de la guerra" valenciana, Ana María Kiparoidze, apellidada Diego de soltera, confesó que fue amante del fallecido ministro de Exteriores soviético y presidente de Georgia, Eduard Shevardnadze, en una entrevista publicada hoy por una revista georgiana. "Mantuvimos una relación amorosa durante 10 años" en la década de los 60 y 70 del pasado siglo, dijo la mujer, originaria de Valencia, a la revista "Gza" (Camino).

Ana María conoció a Shevardnazde, entonces jefe del Ministerio del Interior de la república soviética de Georgia, de manera casual en un restaurante. "Me llamó un mes después y a partir de ahí comenzamos a vernos a escondidas. Lo quería mucho. Era una gran hombre. Incluso quería abandonar a su familia por mí, pero yo no le dejé, ya que no quería destruir su matrimonio", explicó.

Una vez Shevardnadze fue nombrado jefe de la diplomacia soviética en 1985, se vieron una vez más en Moscú, pero después dejaron de tratarse regularmente. "Su esposa, Nanuli, y sus dos hijos conocían nuestra relación, pero hicieron la vista gorda", señaló.

Ana María emigró a Moscú en 1992, un año después de la desintegración de la Unión Soviética, cuando en Georgia estallaron disturbios y el nuevo país se enzarzó en sendos conflictos con las secesionistas Abjasia y Osetia del Sur. Cuando la valenciana regresó a Georgia en 2007, un viudo Shevardnadze se comunicó con ella y le pidió que se reunieran de nuevo.

"Pero yo no me decidí. Me volvió a llamar varios días antes de su muerte, pero entonces tampoco acepté encontrarme con él. Vine a despedirme sólo en el entierro", en julio pasado, comentó. Ana María, que llegó a la antigua Unión Soviética en 1938 como refugiada de la guerra civil española (1936-39), era con un año y medio de edad la niña más joven que fue a parar a un orfanato en Georgia.

Fue adoptada por un cargo del partido comunista local que no tenía descendencia, y a partir de entonces todos le llamaron Ía (Violeta). Sólo descubrió sus auténticos orígenes cuando en 1962 estudiaba en el conservatorio de Tiflis, donde trabajaría primero como solista en el Teatro de la Ópera y después como profesora.

Durante esos años contrajo matrimonio con Vladímir Kuzmín, físico de profesión con el que tendría una hija, aunque después se separaron. En 1973 el KGB la citó para comunicarle que la estaba buscando su familia española, con la que se puso en contacto por teléfono, aunque no se atrevió a regresar a España hasta la llegada al poder en la URSS de Mijaíl Gorbachov en 1985.

Su hermano, José, la recibió en el aeropuerto Barajas de Madrid, tras lo que viajaron a Valencia para ver a su padre, ya que su madre había fallecido. "No volví a ver a mi padre y a mi hermano. Mi padre murió al año siguiente y mi hermano vive en Marsella con una francesa. Nos hablamos por teléfono", señaló la valenciana.