Isabel Pantoja seguirá entre rejas. Según informaron ayer varios medios, los abogados de la cantante no han conseguido que se le conceda el tercer grado, como pretendían pese a no haber cumplido todavía un tercio de la condena. La artista —que todavía tenía pendiente el grado definitivo, una clasificación se hace tomando en cuenta el historial penitenciario, la situación familiar, el tipo de delito cometido y la duración de la condena— será clasificada con toda probabilidad en segundo grado.

Dos meses después de que Isabel Pantoja ingresara en la prisión de Alcalá de Guadaira, Instituciones Penitenciarias ha revisado, a petición de la defensa de la tonadillera, su situación. Los abogados de Pantoja aspiraban a obtener la puesta en libertad en régimen de tercer grado y que pudiera salir de prisión a principios de febrero aunque fuese una «semilibertad» con condiciones: llevando una pulsera telemática o acudiendo a dormir todos los días a la cárcel. Los letrados elevaron esta solicitud a los pocos días de su ingreso carcelario.

Sin embargo, la interna no cumple los requisitos habitualmente exigidos: no ha cumplido todavía un tercio de la condena ni ha pagado todavía la totalidad de la multa impuesta (el segundo pago acordado por la Audiencia Provincial de Málaga vence a principios de febrero).

La tonadillera tendrá que esperar ahora otros dos meses, hasta el próximo marzo, para que vuelvan a revisar su condena. Y no será hasta mayo, cuando haya cumplido la cuarta parte de su condena, cuando podrá comenzar a disfrutar de permisos especiales, como el de seis días que obtuvo recientemente Ortega Cano.

Un jarro de agua fría

Isabel Pantoja ingresó en la cárcel de Alcalá de Guadaíra, Sevilla, el pasado 21 de noviembre para cumplir condena por un delito de blanqueo de capitales. Según algunas fuentes, la noticia habría caído como un jarro de agua fría sobre la condenada, que tenía grandes esperanzas de obtener un régimen abierto.