Naturalidad. Esa es la palabra clave para hablar de sexo con los hijos y así lo exponen Rosa Eva Rabanillo e Iván Ruiz (madre e hijo) en su libro «Anda... que te tenga que enseñar yo a hablar de sexo», que presentarán el próximo martes a las 19:00 horas en la librería Argot de Castelló. Lo inusual en este «manual» sobre la sexualidad es que es el propio Iván, de 13 años, quien explica a los padres cómo conversar con sus hijos cuando les pregunten sobre la masturbación, el orgasmo y las relaciones sexuales en general. La obra refleja las conversaciones entre madre e hijo, las preguntas que hizo Iván a su madre cuando era un niño, cómo lo afrontaron y cómo lo resolvieron. Una relación que puede sorprender pero que para ellos ha sido la clave para sentar la base del difícil vínculo de la confianza entre padres e hijos.

«Nosotros hicimos de las conversaciones de sexo algo cotidiano. Cuando tu hijo te pregunta si una palabra se escribe con ´b´ o con ´v´ no dejas todo lo que estás haciendo, lo sientas en la silla, le miras fijamente y le dices con una voz más grave: ´Hijo, según la Real Academia de la Lengua, bien se escribe con b´. Simplemente le dices, con ´b´. Pues con el sexo tiene que ser igual. No hay que buscar un momento para sentarnos a hablar con ellos, no hay un momento para hablar de sexo, simplemente surge y tiene que formar parte de la cotidianidad», explica la madre y autora.

El principal escollo al que se enfrentan los padres es, según Rosa Eva, que para los adultos, «cada palabra lleva implícita nuestra vivencia y es como hablarles de nuestra intimidad». «Nos han educado en no airear y preservar estos momentos a cuando estamos en pareja y eso nos dificulta a hablar de ello», añade. No obstante, la autora hace hincapié en que los niños preguntan por palabras, no vivencias. «Preguntan porque han oído esa palabra, les suena raro y no pueden asociarla a nada conocido. Lo hacen de forma espontánea y los padres han de responder de la misma manera», reseña la autora.

Rosa Eva no recuerda la primera pregunta que le hizo su hijo pero sí apunta que una de las más usuales es sobre el orgasmo. «Es algo que preguntan casi todos y muy pronto». Si bien es cierto que nunca se ha sentido violentada, Rosa Eva explica que cuando Iván le preguntó por el orgasmo no supo responderle en el momento. «Estaba haciendo la cena y le dije que en ese momento no sabía cómo explicárselo pero que intentaría darle una respuesta. Luego le dije que era como una sensación, como el frío, el miedo,... Lo importante es contestarles, no dejarles sin respuestas, porque si tú no lo haces, le preguntarán a otra persona», narra la autora.

Y la respuesta tiene que obedecer a lo que se pregunta. Rosa Eva, y sobre todo Iván, resalta la necesidad de explicar aquello que se demanda y no lo que los padres saben. «No hay que hablar de más, hay que ceñirnos a lo que se nos pregunta. Si tu hijo te pregunta cómo se pone el preservativo, explícaselo sin más, no empieces a hablarle de la reproducción hasta llegar al momento de ponerse el condón. A nadie le gusta que le expongan una tesis doctoral cuando pregunta por algo. Vamos, que no te enrolles, porque si no, pierden el interés», cuenta la autora.

Lo principal de establecer la «normalidad» en los temas de sexo es que de ello dependerá que se forme ese vínculo de confianza entre padres e hijos. Rosa Eva explica que la diferencia entre que sigan preguntando o no sobre la sexualidad estará en cómo se afronten las primeras dudas. «Si nuestro hijo ve que su madre se incomoda cuando le pregunta por ciertas cosas no lo volverá hacer para que no lo pase mal. Cuando son pequeños, los niños perciben muy bien el lenguaje no verbal y perciben muy bien qué situaciones incomodan a sus padres, y no quieren hacerles daño, así que evitarán volver a preguntar», explica la autora.

«Anda... que te tenga que enseñar yo a hablar de sexo» está siendo todo un éxito y va ya por la segunda edición.