Con lo que nos hacen tragar a diario, usted ha decidido que por lo menos nos aproveche.

Sí, sí, es una manera de exortizar los demonios, algo que sale de las tripas por la situación que vivimos. Es un producto de la indignación, pero hay que estar indignado a tiempo parcial porque también hay que hacer algo y por qué no desde la cocina. En la cocina sucede todo. Y de ahí vino la idea de mezclar comentarios de la actualidad, recetas, vino y música.

¿Sirve como terapia?

No sabe hasta qué punto resulta relajante, terapéutico, golpezar con un mazo o coger un rodillo y qué decir de cortar con un instrumento afilado. En la cocina cabe toda la imaginación, y el humor. Como yo digo: «menos diazepam y más cortar pan». Más sobre el libro aquí

No es un libro de recetas al uso, hay mucho más que recetas, pero también las hay, y además accesibles.¿A prueba de economías recortadas?

Mis recetas no son de tres estrellas Michelin o MasterChef, yo soy un cocinillas, me gusta la cocina, y lo que hago es un maridaje, una crónica social de cocina. Las recetas son económicas, sencillas y aparentes. Y la selección de vinos, a prueba de carteras esmirriadas.

A la Casa Real, varias veces aludida, no habrá enviado ejemplares ¿no?

No, no (se ríe) pero al final no se habla mal de nadie. Es más, quien no está en Cocina para indignados es que no es nadie (vuelve a reir).

Falta un plato para Rato...

Estoy en ello. Será un postre, un milhoja...

Abunda la carne de cerdo.

Es una metáfora. Hay mucho chorizo, morro, tripa de cerdo, y según la indignación se pone más o menos picante o majar más en el mortero.

¿Rajoy le inspira pulpo?

Es un pulpo enrocado, un pulpo llega a todas partes.

¿Y Aznar, rabo de toro?

Es que Aznar representa las esencias de esos valores patrios.

Urdangarin va directamente al fuego.

Los urdangarines son unos choricillos al infierno... Luego están los «huevos rotos Felipe VI». La base es la indignación, y ha llevado a ella mucha corrupción. Las caras y las recetas van cambiando, pero los ingredientes son los mismos.

La olla corrupta es un clásico...

...Al estilo Canal 9. Es que tras este cierre lo que hay es un modo de hacer política.

¿Y no ha guisado al «caloret»?

En el bocata faller se habla del caloret. Es una receta que habla de los contrastes: en la misma acera de los casales se podían encontrar las colas del hambre.

Por sus recetas pasa toda la actualidad, para bien y para mal, ¿alguna se le ha indigestado?

Me paso el día leyendo periódicos y viendo las noticias, no puedes escapar tampoco de la actualidad internacional, Siria, Charlie Hebdo... Así que he maridado la indignación, el sentido el humor y la acidez, pero hay temas con los que no te sale.

Al final, comérnoslos antes de que nos coman.

Es una metáfora antropófaga, caníbal. Hemos sentado a la mesa sin darnos cuenta tanta institución, tanto personaje siniestro, que hablamos más de ellos que de nuestros vecinos. Así que yo he decidido expulsarlos de mi mesa, hacer con ellos el plato, cocinarlos y servirlos al centro así.