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Solidaridad

La esperanza de los niños de Nepal

La activista Indira Ranamagar visita Valencia para explicar la labor de su ONG, con la que ha atendido a mil pequeños en las cárceles nepalíes

La esperanza de los niños de Nepal

Indira Ranamagar es una mujer con esperanza. Está convencida de que los miles de niños que malviven a diario en las cárceles de Nepal pueden tener una vida digna fuera de sus celdas. Con ese fin fundó la ONG Prisoners Assistance Nepal en el año 2000. Desde entonces, esta entidad ha asistido a más de mil menores nepalíes para que, una vez fuera de la prisión, logren integrarse en la sociedad con una educación, un trabajo... y no vuelvan a dormir entre rejas.

Ranamagar, ganadora del World Children´s Prize Honorífico del año 2014, visita estos días Valencia para explicar en primera persona lo que está sucediendo a miles de kilómetros de distancia.

«A mí no me dejaban estudiar por ser mujer y me fui a Katmandú „la capital„ en busca de oportunidades. Allí conocí las cárceles y vi a los niños detrás de los barrotes. Ellos no han hecho nada, pero si su padre o su madre son encarcelados ellos van detrás, porque están solos. Nadie se ocupa de ellos y además son repudiados por la familia, por la sociedad. El Gobierno hace como que no pasa nada y miles de niños están con sus padres en las cárceles, sin que haya módulos especiales o separados. Todos juntos», relata la activista nepalí.

Su ONG ayuda a esos niños con la intención de que puedan valerse por sí mismos y no se vean obligados a delinquir, lo que implica un viaje de vuelta a la prisión. Un círculo vicioso sin fin. «Hay mucha gente, que vive en la montaña, sin nada que comer. Llegan a la ciudad y no hay oportunidades para ellos. Acaban cometiendo delitos, a veces sin saber que los están cometiendo. Se aprovechan de ellos. Las mujeres y los niños son los que más lo sufren y están indefensos», cuenta Indira. Desde su colectivo se han puesto en marcha proyectos de formación, de acogida, de sostenibilidad en zonas rurales... «Hasta que el Gobierno instaure un sistema de bienestar sostenible tenemos que hacer estas cosas, pero esto es un parche que no resuelve el problema», apunta la nepalí.

En las últimas horas, Indira ha dado charlas en varios colegios valencianos sobre la realidad de su país y ha podido conocer de cerca las inquietudes de los niños españoles. «Cuanto más tenemos, más nos olvidamos de lo que pasa en el mundo. Sólo pensamos en nosotros. Cuando les explicas estas cosas a los niños, ellos muestran mucha curiosidad. Por eso alguien tiene que decirles que hay otros niños en el planeta que no pueden comer o que no tienen las mismas cosas», destaca Ranamagar, segura de que de los más pequeños depende que un día la vida en Nepal pueda ser mejor. «Una persona no puede cambiar el país; ni un político, ni yo, ni nadie. Sólo lo pueden hacer las futuras generaciones. Hay que invertir en ellos porque de ellos depende que este sueño se haga realidad», concluye.

Indira Ranamagar es una mujer con esperanza. Para miles de niños nepalíes ella es la esperanza.

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