­«Llevo jugando al Catán desde hace unos ocho años. Empecé a jugar porque quedaba con los amigos y me gustó. Como jugábamos bastante, nos apuntamos a un campeonato que había en Foios, y logramos una plaza para el Campeonato de España. No es que yo sea muy experto, simplemente tuve un poco de suerte. Fue una sorpresa. Ahora me toca ir al Campeonato del mundo que se celebra en Viena».

Así, se explicaba ayer David Rodríguez, este estudiante de 27 años del doctorado de informática de la Universidad Politécnica de Valencia que, a sus 27 años, se ha proclamado Campeón de España del juego de mesa Catán, uno de los más populares de hoy en día.

Rodríguez, leonés de nacimiento pero valenciano de adopción, rompe con el molde el clásico estudiante de informática puesto que deja de lado el ordenador para ir a jugar una partida de mesa con los amigos. «Yo creo que por jugar a juegos de mesa cuando todo el mundo juega con video consolas etc no es de ser un friki. Aunque puedes jugar on line, lo cierto es que no es lo mismo. Tener al lado a los amigos es diferente. La posibilidad de estar con gente, de socializar y compartir, es lo realmente importante», señalaba.

David Rodríguez tenía su particular versión del contraste que supone los juegos de mesa con el impacto de las nuevas tecnologías y el ordenador. Según indicó, «los juegos de mesa siempre han existido. Antes se jugaba la brisca etc... Ahora hay más variedad y más opciones. Se juega porque también es una forma de quedar con los amigos, de reunirte, y de pasar un buen rato. Yo, por ejemplo, quedo una vez a la semana para cenar y jugar. Es una forma de socializar», decía, «hace diez años hubo un boom en los juegos de mesa, sobre todos los de rol, hay otros que no pasan de moda como el Trivial o el Monopoly, pero ahora estos juegos como el Catán o el Carcassonne están teniendo mucha aceptación».

Para jugar al Catán no hace falta ser un cerebro, sino tener un plan y ejecutarlo. Todo esto, aderezado con una pizca de suerte, según cuenta Rodríguez, es la clave del éxito. «Hay juegos que dependen más que otros de la suerte. En el caso del Catán es un poco de todo. Has de tener una estrategia, pero también te debe acompañar la suerte. Aquí no ganas porque seas el mejor, sino que te ha de acompañar la suerte. La necesitas. La competitividad en es mala. En el campeonato de España la gente jugaba y quería ganar, pero todo el mundo quería divertirse».