Cámaras, focos y micrófonos no parecen intimidar a estos marmitones en potencia que «trocean» la primera piedra de toque de su carrera hacia el estrellato culinario: la televisión. Un casting, para muchos un trago espeso y agresivo que desafía el temple, no es más que un juego para quienes se presentan a las agotadoras jornadas de pruebas de MasterChef Junior con una ilusión que brilla con luz propia y competitividad voraz.

«Eso de concursar me gusta», afirma convencida y convincente con una sonrisa de guarnición la pequeña Alba, de Vinaròs, que ha preparado una «reinterpretación» de bacalao con sanfainaque que muestra con orgullo y brillo en la mirada mientras enumera las elaboraciones de su receta.

Y no es sólo que sea difícil creer que alguien de su edad haya adquirido la destreza para confitar o infusionar, es que tampoco es habitual cruzarse con un adulto ducho en preparar una «tierra de piñones», por ejemplo.

Ellos no lo saben, pero ya son figuras. Con rapidez han adquirido los consejos de sus mentores, entre ellos, además de la familia, cada vez es más común nombrar a la televisión. Y formar parte de ese mundo es una aspiración que revelan sin reparos: «Mi abuela me regaló un delantal un gorro porque me encanta MasterChef».

Entrar sería la pera limonera», relata otra extrovertida concursante, se llama Alba y llega de Madrid hasta Valencia para tratar de lucirse en el examen. Al igual que Mauro, que presenta un plato «entre asturiano y madrileño» con morcilla y chorizo ahumado, «como lo prepara mi bisabuela», añade. Aunque ahora es él quien se pone el delantal y toma la sartén por el mango: «Miro y pregunto, me ofrezco a cortar la cebolla, y cuando tengo algo de hambre me preparo unos noodles», comenta el aspirante haciéndolo ver como un asunto sin demasiada trascendencia.

Todos ellos pugnan por un hueco entre los fogones de TVE, que ayer organizó su casting en Valencia para la tercera edición del popular talent-show en su versión infnatil. A las diez de la mañana se abrían las puertas del Hotel NH Center de la ciudad para recibir a un buen puñado de benjamines „5.000 se han inscrito en toda España„ que sueñan con el éxito en un programa que ha llegado a captar la atención de tres millones y medio de espectadores.